Polémica tras las elecciones

Crónica del emergente


Por León Guinsburg


Entre el dengue y la gripe porcina, culminó una campaña política fallida, por mensajes vacuos y resultados rotundos y ambivalentes al mismo tiempo.

Por un lado, la indolencia comunicacional del gobierno, consecuencia de la torpeza y falta de idoneidad de sus comunicadores. Por otro, la profusión de consignas caras para la actualidad de inseguridad y pobreza, abundancia de afichería y avisos televisivos de contenido embustero –se eligieron diputados, no gobernador, ni ministro de seguridad ni jefe de policía.

Un supermillonario despliegue mediático culminante en “El gran cuñado” de indisimulada tendenciosidad, cuya incidencia fue notable, ocupó el espacio vacío del discurso faltante, el que se instala en el corazón de la gente. Nunca en la historia alcanzó la enumeración de obras y acciones, tampoco la buena intención mal explicada ni las pátinas de omnipotencia que hacen que los desaciertos –aunque sea contados-, aparezcan sobredimensionados, como si se los observaran con una lupa.

El interior de resultados diversos, reversos y anversos, más un conurbano donde el interés del caudillo de turno prevaleció sobre las promesas de fidelidad a través de la entrega casa por casa de boletas cortadas, fundamentó una especie equilibrada entre lo previsible y lo sorpresivo, con guarismos muy cercanos entre la derrota y la victoria de tres fuerzas diferenciadas –muy diferenciadas-, ya que una se funda en el discurso ideológico, otra en el absoluto aventurerismo económico y la tercera en tres coincidencias empeñosamente opositoras con música de fondo de pelea de boliche.

Ninguno de los tres grandes ejes fue rotundo en las cuentas, pero el fantasma de la derrota se ensañó con el gobierno, por más alquimias que surjan para minimizarlo. No triunfó la razón porque esta siempre gana por más del 50 por ciento, sino el retroceso en un rumbo que a los tumbos, plagado de caprichos e impericias políticas, definía sin embargo lineamientos de independencia frente a la fuerza hegemónica, justicia práctica ante la abyecta violación de los derechos humanos, reacción y reversión respecto al latrocinio que se hizo con la seguridad social, firmeza en el mantenimiento de la paridad cambiaria y medidas para paliar la inflación interna y recuperación, aunque con cautela, de empresas de servicios privatizadas que sí o sí debe conducir el estado -sin excepciones-, política no completada. A esto hay que añadir una manifiesta vocacià ³n continental histéricamente reprochada por los sectores reaccionarios, la reducción de la desocupación y del empleo en negro, la realización de obras públicas de importancia y la incorporación de jubilaciones para sectores injustamente discriminados.

Pasado a descanso parcial el guerrero vencido, en un peronismos despojado de homogeneidad pujan por su espacio, pero ninguno con la fuerza que da la victoria indiscutible. El apenas ganador Carlos Reutemann, que se destacó como piloto de autos pero no de tormentas, es el más observado por la dirigencia, que con tal de subsistir no ve inconvenientes de pasar de una impronta progresista a otra visiblemente conservadora. Para el resto, sólo existe voluntarismo para sobresalir o para no dejar de existir.

LA INCOGNITA PERONISTA

Lo extensivo del término “peronismo” –desde una visión de neta derecha nacionalista al montonerismo pasando por liberalismo o conservadurismo-, desdibuja en la escala cualitativa las categorías ideológicas que pudieran perseguir un fin común. Hay dirigentes sindicales riucos y pobres, terratenientes agrarios, millonarios industriales, señores feudales, pequeño burgueses y profesionales de nota de buen pasar, y todos confluyen a dicotomías propias de intereses controvertidos.

El pueblo peronista vota por lo que existe, pero está en deuda consigo mismo porque desde Perón no creó, como en el 17 de octubre de 1945, lo que no existía y necesita: un conductor y una clase dirigente que no lo usen en su exclusivo provecho y no lo traicionen en meta y objetivos.

OPOSICION Y PSICOSIS

En el caso opositor, no cuadra hablar de ideologías salvo en el discurso de Pino Solanas, nuevo fenómeno metropolitano votado por peronistas despegados de la metodología kirchnerista, independientes y mutantes que se desengañaron del progresismo pituco que vía Chacho Alvarez votó en el 2000 por De la Rúa y de ex macristas que creyeron que en el PRO encontrarían un partido político en vez de un club de negociados, como lo es en realidad. Solanas, hombre de ideas rotundas y artista imaginavo, aparece como fraccionador del mismo espacio que pretendió ocupar el kirchnerismo, pero es entendible que sin diferencias con conductas económicas y políticas que se ponen públicamente en duda, no surgiría como referente de una izquierda de origen peronista, nítida, intransigente y con pretensiones de transparente e impoluta. También es destacable en la oposición la patología de destruir lo que se construye que adolece Lilita Carrió –característica que comparte con Chacho Alvarez-, que predice una segura próxima escisión por desinteligencias con la mediocrísima conducción del radicalismo oficial y el oportunismo inmoral del vicepresidente Cobos.

EL CLUB DE NEGOCIOS

En cuanto a las pretensiones presidenciales de Mauricio Macri, para concretarlas felizmente deberá dar explicaciones convincentes –ya existe quien se encargará de pedirlas-, sobre lo que sería un sistemático y desordenado destrozo de calles y paseos para lograr una eterna facturación de “arreglos” que nunca culminarían porque algunos –casualidad-, no fueron bien logrados y las empresas viales y de construcción –rubro al que Macri está ligado- se encargarían de re-reparar en un futuro, facturando de nuevo, por supuesto.

Asimismo, para consolidar un liderazgo nacional, Macri debería explicar cuál es el costo de romper y reparar, si el mismo se ajusta a los costes normales de dichas tareas, cual es la metodología autorizada y si se ajusta a la normativa, si existe alguna vinculación empresaria de él, parientes y amigos con las empresas de gruas levanta autos y las que explotan los profusamente aumentados parquímetros, que multiplicaron, como los peajes, sus ganancias. También la futura Policia Metropolitana es un misterio por su su duplicidad de funciones y jurisdicción con la Policía Federal, pero previsible un pingüe negocio en la provisión de ropa, automotores, armas y pertrechos, construcción de sedes barriales, etc.

No se conoce que hayan actuado organismos como las defensorias del Pueblo de la Nación y de la Ciudad para atisbar una lógica investigación ante un inusitado movimiento económico que a través de la obra pública afecta a las arcas de la Ciudad, en previsión de que posibles maniobras futuras que tienen que ver con “reparaciones”, “mayores costos”, etc, además de crear deuda, signifiquen aumentos graduales de impuestas al aporreado pueblo porteño (vecinos, dice el amacrismo). Y ni hablar de lo que pasaría con nuestro amado Teatro Colón, cuya “remodelación” aterroriza a sectores porteños de la cultura, incluyendo hasta los propios trabajadores de la institución, que también soportan amenazas de ser diezmados, en consonancia con la supresión agresiva de centros culturales barriales ejecutada por el empresario turístico Her nán Lombardi, actual Ministro de Cultura de la Ciudad y ex Secretario de Turismo de De la Rúa, de triste recuerdo.

La atractiva Michetti, devaluada su candidatura ganadora en un 30 por ciento, no tiene mayor proyección que la de haber encontrado refugio en el Congreso, alejándose del núcleo sospechoso de Macri, tras un supuesto cuestionamiento a la probable falta de prolijid en los negocios del gobierno de la ciudad, lo que le habría valido el reproche de que si “se cree la madre Teresa de Calcuta”. Y no es que Michetti no entienda de negocios, porque su paso por la Organización Muudial de Comercio algo le debe haber dejado, entre otras cosas el sentido de prolijidad.

De Narvaez, misterio viviente que se dice, sin antecedentes, peronista, sigue siendo un imponderable en el pensamiento popular, ya que la incògnita de su inacabable fortuna fluctúa entre Casa Tía y la cueva de Alí Babá, según el imaginario popular. Su proyección es ser gobernador de Buenos Aires =habria que ver para qué=, aparentemente, bajo el acoplamiento al machismo y al peronismo disidente, pero sin despreciar otros aportes.

EL EMERGENTE

La no rotundidad del resultado no es termómetro de futuro, como se suele creer. Una elección presidencial conlleva valores propios, ajenos al premio y al castigo que circunscribe al comicio legislativo. Se lo podria relacionar si los guarismos hubieron sido muy desparejos, que lo fueron solo para el gobierno. Todos los 30 por ciento son remontables y hundibles al mismo tiempo, siempre que la fuerza institucional prevalezca sobre la representación individual, porque en política nadie está muerto del todo, aún cuando tenga vigencia el “a rey muerto, rey puesto” . Hoy el peronismo busca rey, porque intuye que el actual puede abdicar. Pero tambien es probable un retroceso tactico, dejando el tablero móvil para relevar a la reina de ahogos innecesarios.

Si Reutemann ganó apenas en su provincia, aparece en paridad con Binner. Y con Macri, y con Carrió. La política argentina para la presidencia exige un impar, y màs el peronismo, que aspira a sucederse a sí mismo.

Por lo tanto, es posible el arribo del Emergente, que no ser Solanas ya que su virtud principal no es precisamente la negociación. Por fuera del peronismo se perfila el exitoso intendente de Morón, pero el progresista Sabatella debe recorrer un largo y dificultoso camino con su condicion de no peronista a cuestas.

El Emergente es un misterio, producto de la transición, bajo una lucha sorda donde el gran elector, ante la pobreza de propuestas alternativas al golpeado, confuso, triste pero no arrodillado kircnerismo, es, màs que nunca, el pueblo que si bien tiene derecho a equivocarse, no debe hacerlo en la asignación de un liderazgo capaz de impedir el retorno de los violadores de la Patrias, hoy el agrofascismo desabastecedor y la derecha de los negociados espúrios en complicidad con el oligopolio mediático, y el regreso del nefasto neoliberalismo esclavizante y entreguista.