Por Guillermo Cieza (militante social bonaerense)
La Argentina enfrenta una nueva crisis politica producto del conflicto de poderes desatado a partir del despido del Presidente del Banco Central, Martin Redrado, por orden de la Presidente Cristina Fernandez de Kirchner. Este despido ha sido resistido por Redrado, que hoy reasumió sus funciones apoyandose en un fallo judicial.
El conflicto se origina a partir de la decisión del gobierno de Cristina Fernandez de crear un Fondo del Bicentenario , que compromete a 6500 millones de dolares de las reservas del país, destinado a pagar compromisos de la deuda externa. Esta medida destinada a” mejorar el clima de confianza externa”, eufemismo que se utiliza para denominar a los acreedores externos y sus gestores institucionales fue apoyada por la Asociación de Bancos de la Argentina.
La decision oficial de crear el Fondo del Bicentenario fue rechazada por el conjunto de la oposición parlamentaria desde argumentos diferentes.
La posici ón mayoritaria sustentada por la UCR, CC, y el PRO sostiene que no hay que tocar las reservas y hay que negociar con el Fondo Monetario Internacional. En lo económico proponen aumentar la dependencia y en lo político defienden la institucionalidad neoliberal.
Por otro lado un bloque de legisladores encabezados por Pino Solana cuestiona la creación del Fondo del Bicentenario porque cuestionan el pago de la Deuda Externa.
Fuerzas políticas de izquierda y movimientos sociales sin representación parlamentaria se han expresado en oposición a esta decisión de seguir pagando Deuda Externa.
Pero en una situación política muy compleja, como la que se crea a partir de la negativa de Redrado a tocar las reservas, y a su resistencia a su despido, es importante precisar que es lo que se esta discutiendo en esta crisis politica.
Martin Redrado no es un economista suelto, sino un personaje del establishment económico argentina, con pasado menemista y con el respaldo de la asociación que nuclea los grupos economicos mas poderosos. Fue designado en su cargo, precisamente por el ex presidentes Kirchner como un guiño de confianza hacia esos grupos.
La autonomía del Banco Central es una herencia del gobierno neoliberal de Menem y no fue modificada por los gobiernos posteriores.
Valorando la decisión politica de Redrado y otros actores protagónicos de la politica argentina como es el vicepresidente Cobos y los monopolios mediaticos encabezados por el grupo Clarin, se puede percibir que lo que aquí se esta discutiendo no es el pago de la deuda externa, sino la continuidad de un gobierno al que las clases dominantes argentinas parecen querer despedir antes de tiempo.
Quienes hemos sido muy críticos del gobierno de los Kirchner, no podemos confundirnos en momentos cómo esto donde una eventual salida forzada del gobierno constitucional, no sería producto de una rebelión popular sino de un golpe de palacio impulsada por grupos económicos y personajes que como Eduardo Duhalde son enemigos declarados de nuestro pueblo trabajador.
Si hay golpe, habrá que resistir.