Entre lo legítimo y lo ilegal


Por Lido Iacomini


La renuncia no positiva de Redrado merece algunas consideraciones. Se produce en momentos en que la oposición más dura encontraba dificultades para proseguir su labor de demolición del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El impasse forzado de la Mesa de Enlace fue consecuencia lógica de un estado de fragmentación de la oposición, imposibilitada de consensuar un liderazgo en función del 2011, divisiones potenciadas por el mantenimiento y desarrollo de la iniciativa política del kirchnerismo.

Sin embargo el gobierno pareciera tropezarse con sus propias piernas y sus opositores, apuntalados como siempre por los medios, se están acostumbrando a alentar traidores para fogonear el escándalo y alimentar a la picadora de carne cotidiana. Ahora creyeron encontrar una situación polarizante y aglutinante que genere un revival destituyente equivalente al conflicto de la 125. Martín Redrado, con su gesto cobiano, atentó contra la estabilidad institucional, explotando irresponsablemente e ilegítimamente los límites de la legalidad.

Por eso es necesario colocar el foco en ésta contradicción en desarrollo entre lo legal y lo legítimo. La autarquía del Banco Central, admitida y no modificada a pesar del valioso proyecto de Mercedes Marcó del Pont cajoneado por el mis-mo kirchnerismo, se corresponde al período de relaciones carnales con EEUU y es de pura cepa neoliberal, cuya más aca-bada expresión fue el menemismo. Como es posible visualizar en este crítico conflicto, fue (es) un pilar institucional de dicho modelo.

Como en otros aspectos, el kirchnerismo avanzó en transformaciones económicas y políticas contribuyentes a la reconstrucción de una república soberana, que son la que dan legitimidad a este gobierno y a las medidas adoptadas por la presidenta.

Pero la legislación debiera estar en consonancia con éstas legítimas prerrogativas soberanas. Por tanto hay que terminar de liquidar la legislación regresiva antinacional y promonopólica sembrada durante un período que rechazaron la inmensa mayoría de los argentinos. La ley de entidades financieras de la dictadura, la carta orgánica del Banco Central adoptada por el menemismo y el sistema impositivo regresivo constituyen obstáculos para el crecimiento y la equidad y aunque pretendamos postergar los enfrentamientos a que sus cambios den lugar, la realidad es implacable y éstos se producirán.

Hubo un Cobos y un Redrado y seguramente –todos lo sabemos- no son los únicos que por ambiciones personales o de grupo están dispuestos a cruzar las vallas que separan la nación de la antinación.

La profundización de los cambios para consolidar el rumbo hacia la plena soberanía nacional, el crecimiento económico sustentable y una mas justa distribución de la riqueza impone edificar una nueva legalidad antineoliberal y popular y también reconfigurar, adecuándola a la etapa actual, la línea de alianzas que dé sustento al proyecto popular. Amplia y generosa, pero confiable y transformadora de la realidad

Por un repudio franco y contundente a la conducta tramposa y desestabilizadora de Martín Redrado y a los políticos que se prestan a su provocación. Defender la autarquía del Banco Central es defender la sujeción de semejante resorte decisivo al poder trasnacional.

Por la Reforma Financiera, la de la Carta Orgánica del Bco. Central y la Reforma Impositiva.

Contra la judialización de la política y la defensa de la calidad institucional: fuera Cobos de la Vicepresidencia de la Nación, fuera Redrado del Banco Central.