Polémica tras las elecciones

Un oído en el suelo

Por Martín García

Dijimos que Clarín nos iba a mentir y no mintió, nos manipula cotidianamente, nos oculta verdades, nos tergiversa la informacion, pero esto que decía era cierto. Ibamos a perder.

Miramos a De Narvaez y nos dijimos que a ese atorrante no lo podían votar masivamente, pero no vimos lo suficiente a Felipe Sola y su gobierno, que fue digno en su administración y saco las papas del fuego, lo que el pueblo valoró.

Todos sabíamos que la de Pino era una lista de Compañeros peronistas y que la designación de Heller mostraba una cierta vergüencita de la conducción del peronismo “blanco” de poner peronistas a la cabeza de las listas en la Ciudad Autónoma: Ibarra, Telerman y Heller dan cuenta de esa actitud.

Todos los peronistas podemos compartir las posiciones de Solanas plenamente y de hecho, la mayoría de los compañeros de la ciudad lo votó.

La juventud apoyó más al ultrismo peronista de izquierda de Pino antes que ciertos condicionamientos racionales del gobierno nacional como con la minería y el petróleo, donde los Kirchner aparecen comprometidos con otros intereses, quizás regionales. La Bachelet y su política parecen tener que ver con algunas decisiones y el pasado petrolero santacruceño no es ajeno.

Santa Cruz también se expreso en un sentido de cambio. Aunque fue un cabeza a cabeza quedamos abajo. Duro llamado.

En La Rioja, regaban a los radicales para que no se secaran, y sin embargo el pueblo riojano, marcadamente peronista, los reflotó ante el acuerdo de cúpulas de los compañeros dirigentes que creyeron que este truco se jugaba en mesa chica. Pusieron uno de los dos diputados nacionales y en concejales de la ciudad capital ganaron la mayoría, aunque el peronismo saco mas del 50% de los votos a diputados nacionales, premio a la unidad de sus fuerzas, pero no un premio total ya que metió un solo diputado: Yoma.

En San Luis volvieron a ganar los Rodríguez Saá por el 52% de los votos demostrando que, pese a su errática línea nacional e internacional, el pueblo sanluiseño apoya masivamente su política social, quizás la mejor de la Argentina peronista actual.

Los que hicieron las cosas bien como Alperovich en Tucumán ( 52%) y Das Neves en Chubut, ( 55%) fueron apoyados y Capitanich en el Chaco pudo mantener la confianza en su novel gestión (sacó casi el 50%).

Reuteman alcanzo al socialismo en su cúspide santafesina y Agustin Rossi volverá a la Cámara revalidando su minoría, para bien de todos, porque su lucha fue valiente y en desventaja.

Quien dijo -de los Cumpas- que lo de Juez era flor de un día ven ahora que el pueblo de la capital los festeja y agradece aunque en la provincia ganaron los radicales otra vez como antes de De la Sota.

Indudablemente Kirchner es un hombre valiente y Cristina un cuadro de primera línea, para orgullo de los argentinos, y sin embargo el pueblo ha valorado mas la armonía y la unidad nacional que la confrontación y el ideologismo.

Ya sabíamos que si uno no se define, te define el enemigo.

La defensa del modelo solo sirve si el modelo es para el Proyecto nacional, es decir, para una instancia superior.

Así, sin un proyecto superior que implique adhesión explicita, incorporación y seducción, cualquier gil te pinta la cara porque los demás están mirando pasivamente, aunque quieran participar. Están y se sienten afuera. Pueden aprobar o no tal o cual medida pero no se sienten incluidos en las deliberaciones salvo en una que otra.

Parece cierto, finalmente, que el lock out agrario traía bajo el poncho algo más que una cuatro por cuatro. Representaba ciertas aspiraciones económicas, políticas y culturales, no contempladas, de un vasto sector social.

No era cierto que el pueblo hambreado y subterráneo iba a votar por nosotros y que el problema se circunscribía a la clase media.

No es cierto que la dirigencia política había cambiado después del 19 y 20 de diciembre del 2001. Se cambio para que todo siguiera mas o menos igual.

El pueblo juega el juego democrático y se divierte haciendo uso de un poder que varias veces no se le ha reconocido. Ahí lo tenés.

La soberbia es un pecado capital. Por nuestra soberbia e ingenuidad se ha revalorizado socialmente la opinión de nuestros enemigos.

Habrá que hacer como San Martín, ir hasta el fondo de la cuestión.

Y antes que nada, no adhiramos a “la gran Fernando Niembro” que cuando perdemos somos una mierda y cuando ganamos somos fantásticos.

Escuchemos con atención lo que nos dice el Pueblo.

Dijimos que el pueblo daba para mas y no nos equivocamos, con el estilo “cerrado” de conducción no alcanzó.

Habra que abrir las compuertas y que los compañeros fluyan.

Y tengamos cuidado con la autocrítica.

No deberiamos adherir a ninguna corriente de opinión que opine mal de nosotros. Y menos a la nuestra.

Pongamos una oreja en el suelo para ver que nos dice el sonido de la tierra.

Hay que hacer un anclaje con los pies desnudos sobre ella.

Desensillemos hasta que aclare.

MG/