Otra mirada. La soberanía no está en la línea de cuatro


Equívocos e ignorancias en el periodismo que apoya acríticamente a Maradona


Por Gabriel Fernández

Director de La Señal Medios


La derrota de la Seleccion Nacional dejó evidenciado un aspecto sobre el cual hicimos hincapié reiteradas veces en La Señal: el fútbol es un juego real, y aunque canalice emociones, intereses y proyectos, se plasma en un terreno, con jugadores, árbitros y entrenadores como protagonistas.


Básicamente quiero cuestionar la defensa cerrada que se hizo del planteo táctico de Diego Armando Maradona, y de sus convocatorias, identificando a quienes decían que faltaban laterales y que la línea de cuatro estaba mal armada con los que aprovechaban cualquier circunstancia para condenarlo, para atacar al gobierno y para golpear sobre Fútbol para Todos y la Ley de Medios.

En los últimos tiempos, especialmente desde el programa televisivo 6 7 8, pero también desde muchos núcleos militantes, surgieron decenas de personas que sin saber absolutamente nada de fútbol decían al aire que el asunto pasaba por la buena onda, el aliento, la motivación, la confianza y, de algún modo el Deseo en el triunfo argentino.


En secuencias injustas y arbitrarias, identificaron cualquier objeción táctica con gorilismo, como si el deporte llamado fútbol no tuviera sus propias lógicas, su sentido, su técnica. Como si se pudiera jugar sólo con "espíritu patriótico".


En una ocasión, en nuestro programa radial, ironicé cruelmente sobre el técnico televisivo de Atlas (ascenso argentino) que consideraba que todo era motivación, y que sin brindar una línea de juego, resumía su charla técnica en alaridos sorprendentes que aturdían a sus jugadores.


Y si el gran Maradona no es comparable, de todos modos vale la precisión: ningún grito, ningún incentivo genuino, ninguna motivación emocional, relevan el trabajo de pelota parada, la colocación de los marcadores, el escalonamiento defensivo, la decisión de marcar a presión o entrar en zona cuando los delanteros rivales lo ameriten. Tampoco releva la necesidad de conocer las variantes de ritmo para transformar según el partido, la región del mediocampo de lugar de tránsito en lento pantano.


Todos esos datos, entre tantos otros, se pueden modificar de partido a partido aun cuando el equipo no cambie su línea ofensiva.


Y como colofón, vale indicar que carece de sentido improvisar puestos con jugadores que conocen una posición determinada desde hace 15 años aproximadamente.


Por eso apoyamos el planteo ante Uruguay en las elminatorias, y el planteo ante Corea del Sur, en el Mundial; pero nos preocupamos cuando vimos, ante Mexico, que más allá de la victoria no había variantes.


Ahora bien: cuando Maradona fue interrogado en la conferencia de prensa por el obvio desnivel entre defensa y ataque, respondió mal, sugiriéndole al periodista que se presente ante la AFA como técnico con sus proyectos.


Pero una cosa es decir chupala al gorilismo y a quienes lo atacaron a priori, y otro es decirlo a quien hace un atinado comentario táctico, evidente y despojado de doble intencionalidad.


Aprender es importante. Para eso hay que entender que la vida no es blanco y negro aunque algunas personas se jacten de su "personalidad" por definir todo de ese modo. La única verdad, es la realidad.


Lejos de apremiar a Maradona, debemos indicar: el espíritu ofensivo de la Selección Nacional y la convocatoria de delanteros fue un gran acierto del técnico que merece reconocerse y continuar. el mediocampo fue gris porque faltó un armador que abriera perspectivas para esa línea de ataque y aprovechara seriamente los tiros libres. La defensa estuvo mal convocada, mal alineada y su sistema tactico fue el mismo ante Grecia y ante Alemania, lo cual es un disparate. El arquero estuvo bien escogido, pero el ordenarle desde el cuerpo técnico que rechace siempre con los puños, se lo transformó en inseguro cuando su fuerte es la seguridad.


En suma, el balance es 50 y 50, y por lo tanto la Argentina quedó a medio camino.

No está tan mal. Maradona puede seguir aprendiendo, es un técnico novel. Pero nosotros debemos aprender, también, de los errores que genera el exitismo acrítico.


La defensa a ultranza que se ha hecho del sistema táctico de Maradona en las últimas horas, cerrando filas como si se tratara de defender la política latinoamericana o alguna razón de Estado, es un dislate superior a la defensa de la Selección y un ataque a nuestra inteligencia, aunque también a nuestra pasión futbolera.


Queremos realmente a Maradona.


Pero como sucede con los seres queridos, no pensamos que todo lo hace está bien.

La reducción del análisis futbolístico a un ramplón "Vamos Argentina" transformó a una parte del periodismo argentino en hinchas con micrófono. Y le permitió a los malintencionados decir "¿Vieron, son autistas?"


El fútbol es el juego más lindo que el hombre ha inventado. Tienje una lógica propia: los de izquierda o los de derecha no ganan por su posición conceptual. Para ganar, aunque haya una cuota de azar, es preciso jugar bien al fútbol. Integralmente.


No se juega como se vive. Se puede hacer el mal, en cualquier sentido, y jugar bien.


Creo que Maradona puede seguir al frente de la Selección. Es probable que en el futuro esta tendencia ofensiva nos brinde grandes satisfacciones.


Pero deberá comprometerse a aprender, a consultar, a escuchar.


Porque nadie sabe todo.


Ni D10S.


Como hemos visto.

Leer más...

La Nación, Clarín, y un mundo cultural que está emergiendo

La comunicación argentina al filo de su propia historia

Por Gabriel Fernández (Director de La Señal Medios)

La situación de las empresas que orientan los diarios Clarín y La Nación, así como la de sus directivos, es lo suficientemente grave como para merecer algunas consideraciones que sitúen el problema. El presente de esas compañías es más complejo que el que viviera RCTV en Venezuela, reconocido órgano golpista, y que el de cualquier espacio comunicacional en el mundo.

Ya no se trata sólo, aunque sea muy trascendente, de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que comenzará a regir esta semana. Esa normativa legal, debatida públicamente por la comunidad y aprobada en el Congreso, ha sido trabada irregularmente por jueces cooptados por los monopolios del sector.

Pero si eso configura un asunto polémico, que deberá derivar en un re b alance del sistema judicial argentino, los otros puntos que se sustancian ante la Justicia no son menores. Por varios motivos que vale tomar en cuenta.

En principio, al revelarse el modo explícitamente delincuencial a través del cual La Nación y Clarín se apoderaron de las acciones de Papel Prensa, la posibilidad de politizar los sucesos se ha limitado notablemente. Los días grises y las lloviznas no alcanzan para opacar la luz emitida por el Testimonio Papaleo acerca del camino seguido por esas empresas para convertirse en líderes.

En La Señal consultamos varios abogados y especialistas en la cuestión y nos indicaron que de corroborarse aunque más no sea parcialmente las declaraciones acusatorias, hay razone s de suma potencia para disponer el procesamiento y la condena de los protagonistas que operaron en beneficio de esos dos medios.

Los potenciales imputados han de pensar parecido porque los pedidos de asilo a los Estados Unidos, Chile y Uruguay que circularon soterradamente con insistencia la semana anterior, permiten inferir que tienen dudas sobre las proyecciones de sus defensas.

A usted le consta, lector, que más allá de la propaganda -precisamente- en la Argentina sigue rigiendo el respeto a la propiedad privada y a la inversión de los particulares. Hasta podríamos decir, entre nosotros, que sigue rigiendo en exceso.

Carece de sentido, entonces, hablar de una persecución o censura del Estado contra los medios. No tiene validación argumental estimar que se trata de una objeción a la libertad de prensa. Lejos de eso, a todos nos consta el continuo ataque, en muchos casos sin más pruebas que una opinión ideológica, de esos medios contra e l gobierno y contra referentes políticos, sociales, e incluso culturales y deportivos. Ditirambos lanzados libremente.

Y en ese marco, se debe incluir otro delito gravísimo: el de apropiación de meno res, p ero también el de interferir con el esclarecimiento de la situación, por parte de la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble y sus secuaces.

Acá no hay, cabe insistir, un "populismo" que daña la libertad de informar. Existe un razonable requerimiento de la Justicia, que canaliza una inquietud de la sociedad, para conocer la identidad de dos menores secuestrados durante la dictadura y la responsabilidad de los apropiadores.

En conjunto, el panorama brinda un cuadro de difícil reversión: Ley de Medios en vigor, Papel Prensa en discusión, Clarín en problemas. Aunque no lo veamos tan claro hoy, porque persiste la hegemonía comunicacional de esas empresas, es claro que estamos atravesando un período que derivará en un esquema cultural mucho más genuino, abierto, democrático y creativo.

No puede una Nación como la Argentina, un gran país sacudido pero alzado, seguir dominado informativamente por empresarios que coopera ron con un régimen de facto, que se hicieron grandes a través de delitos ostensibles y que participaron directa o indirectamente en secuestros.

Aun cuando la impunidad venciera, la credibilidad de estos medios saldría seriamente dañada. Y si las condenas son dignas, ni hablar. ¿Con qué autoridad Clarín o La Nación llevarán adelante denuncias de corrupción? ¿Con qué autoridad hablarán del bien público, la seguridad y la honradez?

Desde hace tiempo que la presencia popular en internet ha debilitado la necesidad de pedir de rodillas la publicación de una gacetilla de diez líneas en un gran diario. Hace unos años ya que esa labor ha permitido que las talentosas voces silenciadas emitan textos, músicas, imágenes sin hacer esperas humillantes en las antesalas de las poderosas redacciones. Es natural que ese potencial emerja de una vez y obtenga carta de ciudadanía en el papel diario, las pantallas y los diales.

La ec losión de creatividad y verdad que está por surgir asombrará a propios y extraños. Por estos días la Justicia tiene en sus manos decisiones que pueden apurar ese nuevo big bang inteligente y emocional. Pero aunque esa borrosa instancia decline su decencia, el Bien está hecho
. Y el césped verdeará llegada la estación adecuada.

Leer más...

Apuntes sobre Recuperadas y Cooperativas

Una invención popular que trascenderá lo económico

Por Gabriel Fernández

Director de La Señal Medios

En varios momentos de nuestra historia, el pueblo argentino cautivó la atención internacional por el desarrollo de sus organizaciones. Un movimiento obrero sólido llevó hasta el borde del capitalismo las reivindicaciones durante un período (entre los 40 y los 50) y su incidencia se prolongó por décadas.

Los vasos comunicantes invisibles dentro del ámbito colectivo permitieron aprender de esas construcciones y, cuando el liberalismo arreció, elaborar agrupamientos sociales que obturaron la marginación y sostuvieron la identidad laboral de los desempleados.

Sin embargo eso no era todo, con ser mucho. Frente a la debacle económica gestada en el 76 y acentuada en los 90, muchos empresarios optaron por sostener sus divisas en detrimento de la s fuentes de trabajo; se declararon en quiebra y abandonaron fábricas y establecimientos otrora rentables.

El pueblo tomó la posta y se alejó de perspectivas delictivas (de haberlo hecho sí tendríamos la famosa crisis de seguridad de la cual hablan algunos medios). Plantó bandera y se lanzó a la inusitada experiencia de recuperar empresas, hacerlas funcionar adecuadamente y mantener el espacio laboral.

Estas experiencias, que quiebran el sentido común vinculado a la imprescindible presencia del patrón en cualquiera de sus variantes, se han extendido a lo largo de todo el país y aún no se ha efectuado una medición certera sobre el impacto en la conciencia social.

Por lo pronto, las comisiones internas y los delegados de las firmas "tradicionales" nos dan la pauta. Mientras dialogamos con ellos indican que la existencia de Recuperadas es un buen factor de presión para sus reclamos, porque cuando los empresarios amenazan con cerrar la fuen te de trabajo, pueden responderles "bueno, nosotros nos hacemos cargo". Y la negociación enfila por otros rumbos.

Las Recuperadas han adoptado el formato de cooperativas, bastante afín a su espíritu y funcionamiento. Y aprovechan la trayectoria gremial, pero también la de las cooperativas preexistentes. La más antigua, en el sector gráfico, es Cogtal, y esa compañía se ha sumado a los nuevos emprendimientos con fervor.

Vale la pena recorrer algunas de sus observaciones sobre el ciclo en marcha para entender beneficios y desafíos, problemas y planteos de una faja económica que supera holgadamente lo que en tono europeo se llamó, tiempo atrás "tercer sector". Es, como va quedando claro, una fuerte construcción nacional y popular.

El presidente de Cogtal, Oscar Becerra, arranca destacando en la Revista Imagen su posicionamiento: "Los medios informativos ofenden nuestra inteligencia al contarnos, mediante un discurso unificado, una situación completamente negativa sin ninqún resquicio para el debate o para enterarnos de algunas buenas noticias".

Añade que "el lamentable episodio de resistencia a la designación de la presidenta del Banco Central nos lleva a pensar que hay quienes quieren mantener el statu quo de reglas intocables surgidas de las recetas del Consenso de Washington, que tantos sufrimientos provocara a nuestro pueblo".

Luego aplaude la designación de la "intachable" Marcó del Pont, de la aplicación de la Asignación Universal por Hijo, y del alza en general del desarrollo económico y social. Y menciona "la refundación del Sistema Previsional, la decisión de sacar al país del default, la de continuar con la política de Derechos Humanos.

Finalmente propone apretar el acelerador en las peleas pendientes: Ley de Medios, Papel Prensa, Ley de Quiebras, Trabajadoras de Casas Particulares. E indica que la filosofía de los emprendimientos cooperativos se ha profundizado: "nuestro dinero debe ser destinado a emprendimientos legítimos, auténticamente nacionales".

Pocos sindicatos han comprendido el vigor de estos emprendimientos y la importancia de contenerlos. Uno de ellos es la Federación Gráfica Bonaerense. En varias ocasiones, su secretario adjunto Héctor Amichetti ha señalado que "estamos apoyando con energía esta nueva construcción de los trabajadores. Sabemos que es una opción para mantener la fuente laboral, pero también una experiencia organizativa distinta".

Pocos días atrás Amichetti, en diálogo con Radio Gráfica, precisó que "las empresas saben ahora que no es tan fácil, frente a los reclamos de los compañeros, amenazar con cerrar la fuente de trabajo. Saben que tenemos la posibilidad de administrarla y de llevarla adelante. Los Gráficos tenemos una larga experiencia y la ponemos al servicio de las Recuperadas".

Ahora bien, conociendo a los buit r es, tenemos que efectuar algunas aclaraciones. Fundamentalmente, que la mayor parte de las cooperativas argentinas, en especial las que se forjaron desde la Recuperación, funcionan correctamente en un mercado complejo. No se trata, salvo excepciones, de fuentes de labor subsidiadas que representan una "carga" para el Estado.

Aunque subsidiar esas iniciativas resultaría a nuestro entender legítimo (observe lector la situación del transporte automotor) lo cierto es que trabajando con cierta normalidad promedio, los compañeros que orientan las experiencias han observado que la ausencia de empresarios que se adueñan de un plusvalor extraordinario permite la existencia de un fondo que se puede invertir en máquinas y salarios.

En ese marco, las determinaciones suelen ser adoptadas asambleariamente, y si bien los desajustes internos existen como en todo núcleo humano, avanza notoriamente la sensación de propiedad colectiva, y por tanto, de responsabilidad que implica hacerse cargo de la propia fu ente de ingresos.

La historia no ha sido en vano y la creatividad del pueblo argentino parece estar dando un nuevo e interesante ejemplo. Si su despliegue económico es de real importancia, su trascendencia conceptual todavía está por ser explorada. Cuando comprendamos su relevancia, podremos elaborar profundos interrogantes sobre el futuro de nuestra organización social.
Leer más...

Ni un paso atrás


Por Jorge Rachid


“No existe el héroe individual, sólo existe el héroe en grupo” (H. Oesterheld)


Un debate en ciernes en el peronismo a nivel nacional reproduce formas neoliberales de personalización de la política, sin propuestas y con un profundo electoralismo exitista. Esta situación es producto –sin dudas– de años de cultura dominante, de apuntalamiento de lo individual en la política, antes que de profundización temática de los contenidos doctrinarios, que hacen a la construcción de un modelo de Nación.

Así se han desplazado los ejes de la política como herramienta de transformación social, hacia formas mundanas, superficiales, falaces, con faltas de contenidos y posicionamientos sólo confrontativos desde lo individual, intentando denostar antes que proponer y tratando de demostrar méritos hacia los factores de poder, más allá de las legitimidades que otorgan largas militancias, que sin embargo atravesaron propuestas antagónicas en lo doctrinario, sin haber producido desde el funcionariado ejercido más efectos que un acompañamiento silencioso, emergiendo la crítica sólo en el momento de abandonar el cargo y sin haber expresado un pensamiento crítico durante el desarrollo del mismo.

¿Qué vamos a discutir los peronistas? sería la pregunta frente a la inminente puesta en escena de un nuevo capítulo electoral. Sería importante desgranar la serie de ejes sobre los cuales se estructura una propuesta al conjunto de sociedad.

También sería necesario esclarecer dónde discuten los peronistas sobre las necesidades de la Patria, por aquel viejo apotegma de primero la Patria, ya que la clausura de los ámbitos de discusión es una constante de los últimos años en los cuales el peronismo –junto al conjunto del pueblo– aplaudió aquellas políticas que resurgieron desde el Estado como garante del equilibrio del conflicto social, después de años de ausencia entregados al Mercado como ordenador de intereses, como si eso fuese posible en una dinámica impuesta por las recetas neoconservadoras del modelo financiero, sustento básico de la deconstrucción del Estado solidario y productivo.

Sin embargo vemos desfilar innumerables candidatos autopropuestos en nombre de supuestas intenciones de forjar una “nueva forma de hacer política”. Candidatos cuya máxima expresión de compromiso peronista es enarbolar el “peronómetro” para criticar a otros compañeros, juzgando conductas antes que realizaciones, levantando críticas que harían ruborizar hasta al último de los peronistas, apoyando cualquier sector conducente a aumentar su masa crítica aún a costa de sus propios principios, si es que aún les perduran.

Así vemos un coro de dirigentes criticando duramente de chavistas al gobierno actual. ¿Es el presidente de Venezuela nuestro enemigo? ¿Es enemigo acaso de la integración latinoamericana y el UNASUR o es acaso su confrontación con los EE.UU. lo que preocupa a los peronistas aggiornados del siglo XXI?

Cualquier peronista que asuma el poder en el 2011 ¿restablecería las relaciones carnales con el imperio y volvería a los brazos del FMI y el Banco Mundial, sometiendo a la Argentina y a su pueblo a condiciones denigrantes de dependencia y avasallamiento de la soberanía nacional? ¿No era una de nuestras banderas históricas acaso junto a la justicia social y la independencia económica?

Quizá debamos discutir de las leyes laborales –destruidas en los 90 y flexibilizadas en el 2000– en una de las mejores demostraciones de la falta de humanidad de la lógica economicista y mercadista de quienes diciéndose estadistas, sólo fueron virreyes de nuestra Patria al servicio del endeudamiento y la destrucción de la industria nacional y el empleo argentino.

Años sin convenios colectivos de trabajo y sin el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, con hombres y mujeres arrojados a la banquina misma de la historia, expulsados de la pirámide social, que vieron derrumbarse sus sueños de movilidad social ascendente y crecimiento familiar, en nombre de una lógica perversa, desprovista de solidaridad, dirigida a derrumbar años de esfuerzos por construir la justicia social en nuestro país, desgraciadamente en nombre del mismo peronismo que la construyó al calor del pueblo argentino. ¿Qué harán con semejante situación nuestros supuestos candidatos que acompañaron esos procesos, sin un atisbo autocrítico que cualquier hombre de bien debe realizar de cara a la historia?

A lo mejor volvemos al Estado ausente que al mejor estilo marinero comienza a aligerar el buque ante cualquier dificultad, entregando empresas nacionales, que costaron años de sacrificios de creación y acumulación de riqueza por parte de trabajadores argentinos; reinstalando acaso las AFJP y derogando la Ley de Medios para seguir vigente con la de la dictadura militar? O para ser más exactos: ¿abandonamos la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, que permitieron recuperar el Plan Nuclear argentino, el área material Córdoba, entre otras, disolviendo el nuevo Ministerio de Ciencias y Tecnologías para poder evitar mayores gastos?

También es posible que en nombre del peronismo “aggiornado” de los 90 volvamos a los planes asistencialistas, antes que a políticas sociales plenas, aún incipientes, que reinsertan al niño argentino en una estructura social desde la educación y la sanidad, con una asignación universal que es un derecho antes que una dádiva, que fue propuesta por sectores de la oposición y aún así es criticada con dureza en el juego eterno del oposicionismo puro, lleno de electoralismo, vacío de propuestas.

Una elección interna genuina podría llevar a la discusión de ejes temáticos, incluso de hipotecas pendientes severas de estos tiempos, porque no se trata de volver a ningún pensamiento único, sea del signo que sea, pero en el camino de recuperación del pensamiento crítico no se pueden aceptar alegremente alineamientos nacionales e internacionales que están en contra de la esencia misma del movimiento nacional y popular en la Argentina.

Desde el peronismo nadie desconoce que nos debemos un largo camino por recorrer, en especial en la recuperación de miles de trabajadores que nunca trabajaron dentro del sistema del contrato del trabajo, que debemos mejorar la calidad remunerativa de nuestros jubilados, pero jamás se nos ocurrirá recurrir para estas políticas a quienes dejaron avanzar las teorías del ajuste con disminución de salarios y haberes, se apropiaron de ahorros minoristas para favorecer a los grandes grupos empresarios y dejaron al sector financiero expropiar los ahorros genuinos previsionales de millones de argentinos. Eso no es ¡ni puede ser peronismo!

Sin dudas –si hablamos de salud y educación– la permanencia y preponderancia de la industria farmaceútica junto a las prepagas en el sistema solidario, en el primer caso nos golpea diariamente como un déficit mayor, sumado al abandono del hospital público que nos avergüenza como argentinos.

El sostenimiento de las escuelas “express” y la falta de educación pública como excluyente del sistema educativo argentino y los cambios en los contenidos de la enseñanza –todavía mitrista y dependiente– es otra asignatura pendiente de debate mayor en el seno del pueblo.

Pero los avances realizados con la incorporación de 4 millones de trabajadores al sistema solidario de obras sociales, la incorporación de 1,5 millones de hombres y mujeres de edad jubilatoria que nunca habrían podido jubilarse por haber sido expulsados del mal llamado “mercado laboral” al sistema de reparto, deben ser consolidados con políticas claras que no sólo lo afiancen sino que, desarrollados en el tiempo, constituyan una planificación estratégica de los recursos que los conviertan en políticas de estado.

Hemos observado absortos, peronistas que se oponen al juzgamiento de la dictadura militar y los responsables del genocidio, cuando fueron nuestros trabajadores en primer lugar y nuestros militantes políticos y sociales, las principales víctimas de un sistema de exterminio planificado, no dirigido a personas individuales sino a una política de liberación nacional como es el peronismo, que querían desterrar para siempre. Igual que los cobardes bombardeos a Plaza de Mayo de junio del 55, los fusilamientos del 56, las desapariciones de compañeros como Vallese en los 60, la represión indiscriminada a las epopeyas populares de los 70, el encarcelamiento de los militantes y la tortura, todo realizado en nombre de la “libertad y la democracia”.

Sin embargo hay sectores que llamándose peronistas hablan de “consensos” y olvidar la historia, cuando no ha habido según las crónicas mundiales, menos revanchismo que en nuestro país, ni venganzas individuales ni persecuciones políticas. Cuando se actúa con verdad y con justicia nadie puede ser llamado vengativo. No hubo un sólo acto de violencia contra asesinos confesos que en programas y revistas contaban sus crueles tormentos sobre jóvenes trabajadores, mientras miles de madres clamaban por sus hijos. Sin embargo esos mismos sectores aplauden, como aplaude quien esto escribe, cuando un criminal de guerra nazi es extraditado casi 65 años después de finalizada la guerra.

Cuando la aviación alemana bombardeó Guernica en la guerra civil española murieron casi 300 personas y originó esa masacre que inmortalizó el fresco de Pablo Picasso, que guarda aún hoy la imagen desgarradora del genocidio. En 1955, cuarenta aviones de nuestra propia marina bombardearon Plaza de Mayo y mataron casi 400 personas con miles de heridos y mutilados; sin embargo esa memoria “desapareció”: eran aviones de nuestras propias Fuerzas armadas, sin estado de guerra, con un gobierno democrático y sobre población civil desprevenida. Otro genocidio.

Pero parece que los peronistas para la oposición, quienes somos los violentos porque atacamos intereses concentrados, herimos factores de poder y somos capaces de jugar a fondo por lo que creemos. Los compañeros que nos representen en el 2011 deberán saber que no estamos dispuestos a dar ni un paso atrás en las realizaciones y que todas las políticas públicas deberán afianzar y profundizar el proceso de recuperación de la memoria y de las banderas históricas del peronismo.

Que lo piensen quienes se presentan a querer ser los representantes del movimiento nacional. Que evalúen si se puede construir una sociedad justa, libre y solidaria sin la participación activa del movimiento obrero organizado.

Sin dudas que puede confrontarse con la actual conducción –puede disentirse o incluso pretender ser– lo cual forma parte de la lógica política y es necesario debatir ideas, reformular procesos, acordar mecánicas plenas de participación y movilización partidaria y movimientista, pero hacerlo sin abandonar las bases doctrinarias de nuestro movimiento, que lo ha afianzado en más de 60 años, como única expresión filosófica de un pensamiento genuino nacional y latinoamericano.

En ese marco, debe darse toda la discusión necesaria. De la mano de los enemigos de la nación, nada. El sistema de alianzas que supone el movimiento nacional es en función de los intereses del país, no de una elección ni de un posicionamiento, menos aún de una chequera o de un producto mediático, porque eso significa la impronta neoliberal de la candidatura por la candidatura misma, llena de oropeles y guirnaldas obsequiadas por los dueños del poder que ven amenazados sus intereses.

Sin dudas, es un desafío de fondo para el peronismo y un llamado a la reflexión para los autoproclamados o empujados por medio de alabanzas y elogios a conductas siempre displicentes con los poderosos y de mano dura con los débiles. Este gobierno tendrá y tiene muchos errores, nos consta a todos pero cuando lo hizo fue a favor de los intereses populares, excepto el veto a la ley de glaciares; pero tiene más aciertos peronistas que ningún otro gobierno democrático del 83 a la fecha, con el valor agregado de no haber producido una sola represión a la protesta social desde el ámbito nacional, cuando clamaban por ella todos los sectores de la oposición y del privilegio. Sin dudas un dato a favor, lo mismo que su política de derechos humanos y de soberanía en sus decisiones,que por momentos nos emociona y nos llena de orgullo. El Perón doctrinario sigue vivo en sus respuestas a las necesidades de la hora actual, por eso seguimos siendo peronistas en el camino de afianzar su vigencia, enriquecer su legado y dar testimonio de compromiso con el pueblo.
Leer más...

La ideología del saqueo


Por Jorge Rachid


“Si hubiese sospechado en mis inicios cómo funcionaban los bancos, en vez de robarlos habría fundado uno” (Ladrón arrepentido).


Si algún elemento estructural caracterizó la etapa neoliberal en nuestro país desde 1976 en adelante, sin dudas ese fue el sector financiero al que se sumaron en la década del 90 las empresas del Estado privatizadas al calor de la ingeniería financiera del Plan Brady. Ese canje de deuda ilegítima y corrupta de la dictadura militar, por empresas de servicios públicos, producto del esfuerzo de generaciones de argentinos en capitalizar la Nación, llevó a la ideología del “remate” llamada “modernidad”.

Ahí, con ese canje de papeles devaluados llamados bonos, comprados a precio vil en el exterior y aceptados a precio pleno acá, se consumó el segundo saqueo al Estado, después del primero que fue la nacionalización de la deuda privada en los 80. Deudas de las mismas empresas que hoy siguen reclamando “seguridad jurídica”, pero que no dudaron, en ese momento, en socializar entre todos los argentinos sus quiebras financieras. Lo volvieron a hacer en el 2002 con la devaluación, presionando por la pesificación asimétrica para sus deudas en dólares, mientras millones de argentinos clamaban estafados por el “megacanje” del corralito, por la devolución de sus ahorros bancarios, los que –por supuesto– fueron girados al exterior por las entidades financieras.

Se reinstala la discusión hoy con el tema del Banco Central y su autonomía según la Carta Orgánica de 1992. El Banco Central creado en el año 1935 como subproducto del Pacto Roca-Runciman y bajo la tutela de Inglaterra, siguiendolas instrucciones elaboradas por lord Otto Niemeyer, según instrucciones financieras al servicio de la Corona hasta el año 1946. Ese año el General Perón redefine sus funciones y objetivos anunciando que “el contralor del sistema bancario importa un contralor de la política económica del país”, agregando que “la nacionalización del Banco Central y por ella el contralor del Estado sobre todo el régimen de bancos, ha sido considerada como factor eficiente para orientar la economía del país y evitar que ellos contraríen o por lo menos neutralicen la acción del gobierno”.

Sigue el General en su discurso de nacionalización: “Antes, bajo el dominio del capitalismo, el dinero era un fin de la actividad económica, era el centro alrededor del cual giraban los hombres y las sociedades. Fue el signo de una época: los bancos eran los templos donde se veneraba ese ídolo, donde se rendía culto y también se le ofrecían sacrificios. La consecuencia era que los hombres eran sacrificados a la producción, la producción al comercio y el comercio al dinero. En el nuevo orden que se instaura donde el dinero no es un fin sino un medio, la consecuencia es lo contrario: que el dinero sirva para los cambios, que el comercio facilite la producción y que ésta se oriente a la felicidad del hombre” (J.D.P.).

Ese discurso aún más completo, resume una política nacional, que recupera el interés del hombre argentino y preserva los intereses de la Nación.

Sin embargo –al haber transcurrido tantos años de cultura dominante neoliberal– hasta sectores que dicen pertenecer al movimiento nacional y popular han enterrado estas premisas, detrás de un afán electoralista que toma distancia de los intereses nacionales.

No es un dato menor la cultura individualista de los conflictos, suscitados por personajes que por momentos se consideran los dueños de la historia, sin comprender que “no existen los héroes individuales, sólo existe el héroe en grupo” (Oesterheld).

Es ahí donde las formas reemplazan al fondo de la cuestión y si el esfuerzo de los argentinos por acumular reservas en ese pretendido Estado dentro de nuestro país, sirven para dar respuestas a las demandas de la hora en materia económica, o por el contrario, nos conducen a ser pasto de especuladores codiciosos que juegan con el patrimonio de los argentinos en las timbas financieras del mundo.

Cuando observamos que todavía en 26 años de democracia no modificamos el andamiaje estructural en lo financiero producto de la dictadura militar, tomamos conciencia de la deuda pendiente de estructurar un modelo donde producir sea más importante que especular y donde el crédito esté dirigido al esfuerzo y sacrificio de las empresas y trabajadores argentinos, que deben pagar el dinero que necesitan a tasas marcianas, sumado a que encima las operaciones bancarias, no tributan impuestos al no haberse modificado la Ley de Entidades Financieras en el Congreso de la Nación.

Así fue, bajo la presión del Banco Mundial se atacó al ahorro interno de los argentinos, con las AFJP que desfinanciaron al país en 90.000 millones de dólares en 14 años, afectando en especial al sistema previsional y a los jubilados que tuvieron salarios congelados por casi 11 años y también cercenado en un 13% en la gestión radical al servicio del sector financiero. Siguen operando hoy las ART, sector financiero del seguro de accidentes de trabajo, que en vez de proteger al trabajador a veces lo atiende del infortunio ya producido. Las prepagas en la medicina intentaron e intentan cooptar el sistema solidario de seguridad social –el PAMI incluido– y no son más que oficinas financieras que contratan a prestadores, intermediando la relación médico-paciente y sometiéndola a las reglas del “mercado” en una ecuación económica antes que sanitaria. Lo mismo sucedió en educación con las escuelas “express” y la privatización de la enseñanza.

Ese modelo estructurado desde hace tres décadas está siendo desmontado en el mundo por los países emergentes y las nuevas potencias sustitutas. En la Argentina todo cambio supone conflicto, porque se dirimen intereses que se expresan desde los medios de comunicación, que esconden detrás de la información que repiten por su interés, aquella que no quieren dar. Defienden a través de las formas cuestiones de fondo, su manejo del poder.

Plantean “seguridad jurídica” pero hacen lobby en Tribunales, deciden qué juez es “corrupto” si no les responde y quién “independiente” cuando es obediente. Hablan de “autonomía del Central” pero omiten decir de dónde surgen las reservas acumuladas por una política económica del gobierno nacional. Se habla de la inflación en nuestro país y se oculta la crisis internacional del 2009 con millones de desocupados en el mundo. Se plantea reducir el “gasto público” que es lesionar inversión social y se oculta la movilización de reservas billonarias a los bancos, antes que a la gente y las industrias, de los países centrales.

Cuestionan la “calidad institucional”, pero cuando el Congreso vota acuden presurosos a la Justicia para lograr el amparo respectivo en medidas cautelares inmediatas como en la Ley de Medios. Los que cruzan el charco hacia su lado son bienvenidos como el relato del “hijo pródigo”; los que lo hacen al revés, hacia el oficialismo, son corruptos e inmorales. Se ha perdido la política, que se ha transformado en una entelequia difícil de discernir.

Entonces el dilema sigue siendo el mismo: o avanzamos como país hacia un modelo social solidario y productivo, con identidad nacional y soberanía política, o seguimos siendo virreyes de los organismos de crédito multinacionales y de los actuales o futuros imperios.

O se construye una opción capitalista con un presupuesto que estructure un Estado de bienestar presente, generando dignidad, o se sigue tratando el tema de la pobreza con recursos excedentarios de una acumulación de riquezas, escandalosa e injusta, intentando paliar lo que producen, marginación e indigencia, en forma de beneficencia.

Esa decisión no es de un gobierno solamente, es de un pueblo.
Leer más...

La enfermedad como negocio


Por Jorge Rachid


El Premio Nobel de Medicina del año 2009 Jack W Szotack quien junto a dos colegas investigadoras descubrió los telómeros, dijo en relación a los procesos de investigación y desarrollo, sobre los cuales se lo interrogaba, que los mismos se realizan por parte de las multinacionales y se frenan cuando se acercan a la cura de la enfermedad, textualmente: “La industria trata de cronificar las enfermedades, no curarlas porque dejan de ser negocio, ya que el sano no consume medicamentos”.


Si lo dicho lo ponemos como imagen espejada de lo afirmado por el Dr. Ramón Carrillo, primer ministro de Salud de la Nación, que en el año 1949 expresó que “Al lado de las condiciones de vida, la falta de agua corriente, cloacas, viviendas y pobreza, las bacterias y virus son pobres causas de enfermedad”, lo cual reafirmaba la convicción de consolidar las condiciones de salud antes que la atención de la enfermedad como estrategia.

"La Mafia Médica" es el título del libro que le costó a la doctora Ghislaine Lanctot (nacida en Canadá, en 1941 y radicada en Estados Unidos entre 1984 y 1990) su expulsión del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer medicina. Se trata probablemente de la denuncia publicada más completa, integral, explícita y clara del papel que juega a nivel mundial el complejo formado por el sistema sanitario y la industria farmacéutica.

El libro expone, por una parte, la errónea concepción de la salud y la enfermedad que tiene la sociedad occidental moderna, fomentada por esta mafia médica que ha monopolizado la salud pública creando el más lucrativo de los negocios.

Además de tratar sobre la verdadera naturaleza de las enfermedades, explica cómo las grandes empresas farmacéuticas controlan no sólo la investigación sino también la docencia médica, y cómo se ha creado un sistema sanitario basado en la enfermedad –en lugar de la salud– que cronifica enfermedades( lo mismo que Szotak) y mantiene a los ciudadanos ignorantes y dependientes de él.


El libro es pura artillería pesada contra todos los miedos y mentiras que destrozan nuestra salud y nuestra capacidad de autorregulación natural, volviéndonos manipulables y completamente dependientes del sistema sanitario creado por la medicina alopática estimulada por la industria.


Así tenemos que personalidades médicas de nivel científico mundial se han pronunciado contra el flagelo de la enfermedad como negocio, en complicidad con la OMS (Organización Mundial de la Salud), que a partir de la Declaración de Alma Ata de 1977 estableció criterios y normas que al decir de la doctora Lanctot, “desposeyeron soberanía a los países de la mano de las necesidades económicas de la industria farmacéutica”.


En nuestro país, siguiendo las mentiras formuladas por la OMS, se viene asistiendo al penoso espectáculo del manejo del sistema sanitario, tal cual fue formulado por los estrategas del Banco Mundial en su política de fragmentación, que posibilitó –entre otros desenlaces– la irrupción de los sistemas gerenciadores, prepagos, aparatología, medicamentos de experimentación, corrupción y atomización del sistema sanitario argentino que supo ser ejemplo mundial, y que aún hoy se sigue estudiando en otros países de la mano de la “Teoría del Hospital” del Dr. Ramón Carrillo.


La carencia de la decisión política en planificar un sistema nacional integrado de salud ha permitido que las obras sociales sindicales, provinciales y de jubilados, sean sometidas a una presión sin precedentes por parte de los sectores interesados en apropiarse del ahorro interno de trabajadores activos y pasivos, a través de mecanismos leoninos de extorsión y demandas judiciales que, lejos de proteger la salud, deterioran aún mas las prestaciones médicas que se dan, mientras que el estado responsable constitucional de la salud de los argentinos, se desentiende de leyes como la de discapacidad, crónicos, celíacos, cirugía bariática, drogadicción, todas asumidas por el esfuerzo del sistema solidario de salud, financiado por los trabajadores.


Al respecto es ilustrativo resaltar que según los economistas, del gasto total en salud (nosotros a ese supuesto “gasto” lo llamamos inversión) que se realiza en atención de la enfermedad en la Argentina es de 65.000 millones de pesos por año, de los cuales las obras sociales sindicales y provinciales atienden a casi el 48% de la población habiendo participado de esa inversión con 20.000 millones, lo cual da un promedio de inversión per cápita bajo de 799 pesos al año, lo cual hablaría de la buena planificación del recurso.


No olvidar que el sector de obras sociales sindicales además aporta el 10% de su masa de recursos a los fines solidarios del sistema, destinados a reintegros de alta complejidad en tratamientos y medicamentos de alto costo y baja incidencia. Si a esas cifras se agrega el PAMI, con casi el 10% de la población –también financiado por los trabajadores– vemos que el esfuerzo de la financiación de la salud social está descansando sobre el trabajo y el trabajador.


Sin embargo parece ser que la política de salud es agendada por los organismos internacionales como BM, OMS, BID, FMI y OPS, cuando no por urgencias marcadas por los medios ante campañas de pánico antes que de realidades concretas. Ante la falta de planificación estratégica en salud, predominan las políticas que tienden a la atención de la enfermedad y dentro de ellas, aquellas que hacen a la urgencia, lo cual distorsiona la aplicación correcta del recurso, quitando eficiencia a la prestación y trabajando sobre el daño ya producido.


Por lo tanto no existen criterios de asignación presupuestaria de acuerdo a la determinación de prioridades en el marco de un plan estratégico, transformando al ministerio de salud, en algo parecido a una estación de bomberos, que acude a la emergencia o al llamado de los medios de comunicación, antes que a un ente público de salud.


Así asistimos a un despliegue publicitario espectacular sobre el tema de la gripe N1H1, lo cual debemos saludar como política de prevención, pero no es menos cierto que dicha patología está lejos de ser presentada en su verdadera dimensión sobre su severidad, siendo ésta relativamente baja en comparación con otras patologías argentinas y endémicas, como así también sus efectos secundarios, habiendo sido denunciada la manipulación de la Pandemia de la OMS como ajustada a corrupción de los directivos del organismo con la industria farmaceútica, tal cual fue denunciado por le premio Nóbel en su oportunidad.


Mientras la vacunación contra la fiebre amarilla en el norte espera junto a los pobladores por miles; el control efectivo del tripanosoma causante del Chagas sigue diezmando poblaciones, con 3 millones de afectados, nuestros técnicos y profesionales investigadores públicos siguen desarrollando vacunas, como por ejemplo del mal de los rastrojos, en nuestros institutos estatales –casi sin presupuesto–, mientras el ministerio destina millones a financiar laboratorios multinacionales para supuesta elaboración nacional de vacunas y los contrata por diez años en la compra de las mismas. Algo anda mal en la valoración política sanitaria.


Este tema mereció una investigación en el seno mismo de la OMS que fue rápidamente tapada, que demostró que la declaración de pandemia del año anterior fue manipulada por los laboratorios que colocaron su producción por más de 5.000 millones de dólares ante el pánico mundial provocado por dicha declaración.


En la Argentina nada se dijo al respecto y se ocultó información a las autoridades y al pueblo en general. No se dijo que la gripe N1H1 causó sólo 382 muertes a nivel mundial y sin embargo se invirtieron fortunas en tamiflu, mientras la desnutrición sola causó 2 millones de muertes evitables mundialmente. Al mismo nivel estadístico podríamos definir la situación Argentina.


Por último, algunas propuestas conducentes a reparar los daños producidos por años de neoliberalismo que llevaron a la fragmentación territorial de la salud, a una supuesta descentralización que en realidad fue desafectación de responsabilidades, dejando a municipios y provincias en estado de indefensión y sometidos a una injusticia patética en los derechos humanos que categorizaron a los argentinos por zonas de nacimiento. Así quien nació en Jujuy tiene una expectativa de vida de 65 años y en la CABA de casi 78 años, un verdadero dislate que debería avergonzarnos a todos.


La formulación de un plan nacional de salud que contenga a los diferentes subsectores que hoy operan en el tratamiento de la enfermedad, recrear el rol del estado federal y volver a Carrillo en su formulación estratégica, eliminar todo tipo de intermediación en los insumos importados asumiendo el estado dicha función, promover y desarrollar en investigación la producción pública de medicamentos e insumos descartables, proveer de agua corriente y cloacas al máximo posible de la población, eliminar las casa de adobe por vivienda dignas y sanas, recrear el sistema sanitario escolar que realice el seguimiento de toda la matrícula escolar año a año para detección de patologías, subalimentación, salud bucal, desarrollo ponderal del niño, evitando así impactos de patología no detectadas en la adolescencia, sigue ausente.


Dicho plan debe ser formulado desde las necesidades detectadas en nuestra nación sin ser importadas de otras latitudes ni de otras realidades, evitando de tal modo ser conejitos de indias de intereses extranjeros en experimentos tanto de medicamentos como de lucrativos desarrollos de políticas gerenciadoras y privatistas, como soportamos durante años los argentinos.


La seguridad social, las obras sociales sindicales y provinciales, el hospital público, tienen mucho que aportar en este sentido, desde recursos humanos a solidaridad plena, si asume el Estado un papel rector que ubique a la salud en un rol prioritario de la recuperación de los derechos humanos en la Argentina.


Leer más...