Cuando los conceptos bailan en la calle
Por Carla Wainsztok
22 de mayo 2010
Para Graciela y Flor
El sábado 22 de mayo a las 11.45 el subte está lleno y se va llenando a medida que nos acercamos al Obelisco. En los coches del subterráneo hay sentimientos de alegría, de emoción. Los pueblos tristes no vencen.
Elías y Malenita esperan que comience el desfile militar, yo estoy con Julieta en el pasto, observando a mi alrededor muchas familias, muchos niños, globos, banderas. Algunas familias toman mate, comen sándwiches que trajeron de sus casas, Juli tiene hambre y le compró un pirulín, ella lo mira extraña, no sabe lo que es pero le gusta. Es dulce, como este mediodía de sábado.
Los sonidos de fondo son un tren que pita cada 20 minutos, las voces y las llamadas de celulares ¿dónde estás?: ¿cómo te ubico? Estoy debajo la ballena, estoy debajo del cocodrilo. Viene un nene de alrededor de 10 años está ansioso, el desfile se hace esperar.
Y llegó el momento del desfile, los niñitos suben a los hombros de sus padres y agitan sus banderas o sus globos. A los sonidos se les suma
Juli y yo nos encontramos con Graciela, y así como Graciela cada vez hay más gente en el paseo del Bicentenario. Conversamos, nos reímos, sabemos que estamos en medio de una fiesta, de una fiesta popular. De esas fiestas que a los conceptos y a las academias se les escapan.
Al ratito llega Flor, y ni bien se acomoda termina el desfile, vamos a almorzar. Miles de personas pensamos lo mismo al mismo tiempo, pero no nos preocupa, nos sabemos parte de algo muy grande.
Comemos pizza en cono, y las nenas quieren helado. Mientras esperamos los helados, nos encontramos con Tito, el pintor de mi casa. Si el pintor de brocha gorda, Tito que tuvo que dejar de estudiar en su Montevideo natal para trabajar y finalmente tuvo que exiliarse en Argentina. Tito hoy está de fiesta, sabe que el Bicentenario implica
Graciela dice esto es puro consumo interno, Flor piensa en los hechos sociales y yo siento que los conceptos bailan en la calle desde el viernes por la noche y siguen bailando.