Un esfuerzo por darle a la coyuntura una mirada mas larga


Por Lido Iacomini

Movimiento Patria Grande - Convocatoria Popular


1º) No es seguramente un ángulo objetivo mirar la elección de Néstor Kirchner al frente de la Secretaría General de la UNASUR desde las trincheras del oficialismo ni de la oposición. Creo que el mejor observatorio debe ubicarse en el lugar de las aspiraciones e intereses latinoamericanos y teniendo en cuenta el marco internacional. Es decir de un mundo signado por la aguda crisis provocada por el estallido de la burbuja financiera en el centro de la economía global y sus sucedáneos.

La elección de un Secretario General de la UNASUR corona una etapa de institucionalización de los esfuerzos de unificación regional, indispensable para profundizar el rumbo de autonomización sudamericano, superador de la larga historia de la dependencia y dique de contención ante los intentos restauradores del neoliberalismo.

No es un hecho casual que la reunión de los presidentes sudamericanos realizada en Los Cardales suceda en pocos días a la reunión del BRIC en Brasil, donde se han dado pasos para constituir una especie de FMI alternativo para los países emergentes. La confluencia de esfuerzos organizativos refleja la confluencia de intereses comunes: eludir los cimbronazos de la crisis de los países centrales, evitar ser los patos de la boda y encontrar los rumbos alternativos en la construcción de un mundo multipolar, más justo, equilibrado e igualitario.

Latinoamérica, tomada en su conjunto, se destaca por contar con los gobiernos más progresistas, avanzados y autónomos de las políticas de las potencias centrales. En su seno se han desarrollado experiencias inéditas de participación y lucha popular. Sus economías se han sustraído en buena medida de los rasgos más nefastos que imprimió la crisis en el mundo y tiene las condiciones económicas, políticas, sociales e institucionales favorables para constituirse en un polo de poder internacional que contrapese las presiones imperialistas, gravite en las negociaciones internacionales y pueda establecer vínculos y alianzas con otras potencias o polos de poder emergentes, para ir edificando, paso a paso, una arquitectura diferente (o alternativa) a la que ha guiado las relacion es internacionales (política y económicamente) en el período de dominio unipolar del mundo.

Las potencias centrales, en particular los EEUU, han defraudado las expectativas despertadas por su nueva administración de introducir cambios sustanciales, de políticas e instrumentos, como las regulaciones indispensables al capital financiero, los cambios de paradigmas en las organizaciones internacionales, la democratización de las estructuras económicas y políticas mundiales, la revitalización de la adormecida ONU, etc.

Como consecuencia de las primeras medidas adoptadas en el momento del estallido inicial de la crisis -por los mismos que la provocaron comenzando por George W. Bush – cifras inimaginables en millones de dólares fueron al salvataje del depredador sistema financiero hegemónico, para insuflarle una vida que no merece. Y así sigue en escena trabando los cambios que permitan el desarrollo de un nuevo paradigma e impidiendo la salida de la crisis. Y por ello nuevas manifestaciones de su vigencia, como la crisis griega y sus nada improbables ramificaciones hacia los eslabones más débiles de Europa, son observadas con preocupación por los pueblos del mundo, en especial las clases trabajadoras que manifiestan su solidaridad con la lucha del pueblo griego.

Desde este panorama global se puede inferir que la responsabilidad y la labor que se espera de la Secretaría General de la UNASUR, en realidad del conjunto de las naciones que la componen y de su cuerpo ejecutivo, es inmensa: articular e instrumentar las medidas mas concretas y urgentes, como el Banco del Sur, que miren hacia adentro de la región, al fortalecimiento de su trama económica, política y cultural que nos une y a proyectarse hacia el mundo como lo visionaron los grandes padres de la Patria Grande.

Toda mirada que privilegie los intereses facciosos de la lucha interna no comprende, o lo que es peor se opone a, los intereses estratégicos e históricos de nuestros pueblos. Desde ese lugar la oposición ha dado rienda suelta a opiniones miserables. En el oficialismo también aparecen voces y dudas signadas por las erróneas preocupaciones electorales y de corto plazo.

No cabe duda que la lucha política interna se proyectará sobre la gestión de N. Kirchner y no importando mucho lo que motive más al ex presidente sino a lo que suceda más allá de sus ambiciones y deseos. Es su oportunidad histórica para templar un carácter de estadista, complementario pero nunca supletorio de su garra combativa.

El proceso político latinoamericano e internacional están a su favor, pero en cuánto ésto pueda potenciarse es difícil de prever, y una parte de ello estará en su cualidad de conducción.


2º) Mientras tanto es indudable que su nombramiento se constituye en un dato a favor del gobierno de Cristina, que junto a varios otros, como el magma político provocado por las incapacidades de la oposición y los aciertos de las audaces medidas tomadas por el gobierno van regenerando lenta pero claramente perspectivas probables de triunfo para el proyecto en curso.

Generalmente impera una visión errónea de lo que le ocurre a la oposición: se dice que están divididos y se ancla en la pobreza política y conceptual de cada uno de los aspirantes al sillón de Rivadavia y la flacura de sus propuestas. En realidad si están divididos e imposibilitados de generar liderazgos es porque son sujetos pasivos de la debacle del modelo dependiente neoliberal. No pueden tener alternativas ni modelos ni proyectos sólidos porque ni sus mandantes ni sus socios los tienen. Porque frente a la crisis global – que no ha cesado de ninguna manera como lo evidencian los acontecimientos europeos- la única alternativa es la autonomía de los países centrales y la unidad de los latinoamericanos y otras naciones emergentes.

Es tentador analizar alguna variante para alumbrar esta tesis. Uno de los dirigentes más lúcidos de la derecha (no por ello menos nefasto) es Eduardo Duhalde. Quemado al extremo de ser el primer improbable próximo presidente, sin embargo tiene una vocación por la situación internacional que sus hermanos de la oposición demuestran no poseer. Amén de su tendencia a respetar en exceso al Departamento de Estado norteamericano, se manifiesta entusiasta de Lula, aunque seguro que votaría por Serra, ya que su camino para acercarse a los EEUU sería convertir a la Argentina en la centroderecha democrática de la UNASUR, con lo que rompería el equilibrio demostrado por la política exterior de Taiana. Por supuesto así le sería imposible conseguir la Secretaría General de la UNASUR. Su política industrial no lo alejaría de Brasil pero la experiencia de la lucha por la 125 demuestra la enorme dificultad de conjugar los intereses (como Duhalde promete) de la Mesa de Enlace con una UIA efectivamente representativa de los industriales y no como la actual, inclinada a la AEA.


3º) Los últimos hechos extraparlamentarios son de una importancia nada coyuntural, se inscriben en un proceso de largo plazo que en algunos casos culminan la “transición” democrática y en otros apuntan a las transformaciones estructurales, es decir delinean una Argentina que ha cambiado para poder estar en condiciones de atreverse a mas profundos cambios. Los juicios a los responsables de la dictadura en instancias decisivas, la detención de Martínez de Hoz que disloca la encerrona militar en la caracterización del “Proceso”, la llegada a la justicia de Macri, el desenlace probable del caso de los “hijos” de Ernestina Herrera de Noble, la inminente resolución de la Corte sobre la Ley de Medios y sobre todo l a asignación universal por hijo, que junto al nombramiento de Kirchner en la UNASUR son un paquete indicativo del cambio de época.


4º) El síndrome Alfonsín. Con los aciertos en la política internacional, con la Ley de Medios o con la mayoría de los hechos positivos del punto 3 (exceptuando la asignación universal por hijo) se puede decir que, a corto plazo, no se puede comer, educar ni sanar. Y esto es un drama no menor, cuando una empiojada oposición parlamentaria pelea con denuedo por retacear los fondos públicos, inutilizando los mecanismos e instrumentos con que debiera contar el gobierno para mejorar la vida material del pueblo, desarrollar su economía y achicar la brecha social.

Teniendo en cuenta que aún es enorme la deuda interna, los que menos tienen no se pueden conformar con los beneficios a mediano y largo plazo: éstos requieren una paciencia contradictoria con el descreimiento en la política, producto de décadas de frustraciones. Y son muchos los que menos tienen. El éxito de la asignación universal por hijo debe complementarse con mayores audacias distributivas que neutralicen los mecanismos inflacionarios con que los sectores concentrados de la economía recuperan sus tasas de beneficios y generan problemas en la relación entre el pueblo y su gobierno.

En ese sentido la autocomplacencia por los aciertos es soporífera y peligrosa. El pesimista “bicentenario” que hoy pregonan los medios y la oposición solo puede ser enfrentado con el optimismo de la lucha, el despliegue de fuerzas populares y su organización. Las movilizaciones que se han protagonizado estos meses son la mejor prueba de ello: ellas regeneraron la confianza y el optimismo y de ninguna manera lo fue el discurso negador de los ángulos oscuros de nuestra realidad. El campo popular se viene recomponiendo, reconstruyendo el activismo político y esto es hoy como dicen algunos una “minoría intensa”. No es poco pero necesitamos mucho más.

La oposición no logró mantener un activismo después de su “hora gloriosa” de la Recoleta. Sus partidos y organizaciones son hoy una entelequia mediática, pero pueden todavía darnos un susto ante posibles errores del gobierno, que se precipitan cuando a la reconquista del optimismo se le cuelan ciertas dosis de arrogancia.


5º) Los debates del Bicentenario no se pueden separar de ésta visión de la coyuntura: Carta Abierta ha elaborado una Declaración del Bicentenario de trascendencia histórica y conjuga su firma con un importante abanico de personalidades y organizaciones sociales y políticas, consolidando una trinchera cultural indispensable, que hace la diferencia en la lucha por los significados que hoy enfrenta al campo nacional con los medios concentrados dedicados a difundir el mensaje ideológico de la reacción. Mientras “Ñ” (del Grupo Clarín) contrapone su nostalgia de la paz y abundancia del Primer Centenario (la paz de la Ley de Residencia y la abundancia oligárquica del país agroex portador) a la decadencia, empobrecimiento y fragmentación del país del Bicentenario (Luis Alberto Romero – Ñ Nº 343 – Sábado 24 de Abril de 2010) Carta Abierta recoge las deudas de una revolución inconclusa en la exaltación de un Bicentenario con potencialidad de emancipación y Patria Grande, ubicando en su justo lugar a los verdaderos protagonistas –invisibilizados- de nuestra historia. El relato histórico cobra un nuevo sentido, reubicando los cauces que escudriñen muestro destino.