Entre América del Sur y el Golfo Pérsico
Una polémica fuerte sobre el devenir argentino
Por Gabriel Fernández
Esta es una polémica dura con queridos y reconocidos integrantes del campo nacional y popular. Así que primero, algunas aclaraciones de importancia.
IRAN. Hace años, trabajando en la Agencia Prensa Latina, entré en contacto con la gente de IRNA. Al corresponsal, de quien terminé siendo amigo, lo llamábamos "el persa" pues resultaba sumamente complicado pronunciar su intrincado nombre.
Desde entonces me zambullí en aspectos centrales de la cultura y la política iraníes: cine, documentales, revolución, conceptos, liderazgos, organización. Francamente, y Nietsche lo supo antes y mejor, encontré una comunidad digna de respeto. Por muchos motivos, más variados de lo que se cree habitualmente.
No me voy a extender sobre la falda corta de la esp osa del co rresponsal, sobre los vaqueros de las pibas en la Universidad de Teherán, sobre la mirada crítica del cine iraní, sobre las vertientes de izquierda que respaldaron la avanzada de Khomeini contra el Sha. Tampoco voy a desarrollar la posición de la comunidad judía en la gran capital, aquiescente para con el "régimen". Ni a reproducir los testimonios de quienes huyen de países cercanos para estudiar allí, en busca de una educación científica y profunda.
Pero si quiero señalar que mientras los Estados Unidos y Europa se permiten instalar decenas de plantas nucleares, objetan el desarrollo de sólo dos en territorio iranio. Que la nación que orienta Ahmadinejad tiene pleno derecho a utilizar la generación limpia de energía para su producción y para iluminar la vida cotidiana. Y añadir que por estos motivos (construir un gran país petrolero con despliegue industrial en Oriente Medio) Irán ha pasado a ser el gran demonio universal.
Ahora b ien, el sentido de este material es otro. Algunos militantes valiosos están tensionando la política exterior argentina y situando sus ejes por fuera de nuestro interés regional básico. El gran logro de estos años es la elaboración de una acción nacional tendiente a la forja de la unidad del Sur continental, a la amalgama de una América latina potente, que afronte el tramo mundial de la continentalización con vigor y volumen de juego colectivo.
AMERICA LATINA. En este marco, la política internacional argentina es equilibrada, razonable y con énfasis en lo primordial. Arribamos al bicentenario revolucionario con el placer de estar participando de la gigantesca tarea de construir la verdadera independencia regional, que no es otra cosa que su unidad con orientación popular y transformadora. Recién ahora, más allá de las buenas intenciones planteadas en otros períodos, se está instalando concretamente el ideario de San Martí n y Bolívar por estos pagos.
Los proyectos en desarrollo que acompañan este proceso son sueños hechos realidad potencial: mercados internos agrupados, obras de infraestructura, banco regional hacia una moneda sureña, enlace de firmas públicas, defensa común de riquezas naturales y del orden institucional, comunión cultural e intercambio informativo. En eso estamos junto a venezolanos, brasileños, bolivianos, ecuatorianos, nicaraguenses y otros actores de la régión.
Guste o no, la Argentina cumple un interesante rol de equilibrio frente a la amenza constante del poderío norteamericano, para el cual nuestra unidad siempre fue su peor pesadilla. Bien ha señalado Alberto Methol Ferré que la grandeza de los Estados Unidos se asentó en haberse convertido en Estado - Continente, una etapa superior del Estado - Nación. Y que la única posibilidad de despliegue para nuestros paisitos es recrear las Provincias Unidas a nivel moderno, elim inando r oces y desencuentros familiares.
Por eso digo: intentar relocalizar el eje de la política exterior en un orden más planetario, tomando a Medio Oriente como un lugar en el cual hay que plantear principios ineludibles y posiciones de fuerza, configura un error demasiado profundo como para dejarlo pasar.
La Argentina necesita comerciar con Irán naturalmente, sin hacer caso de las prohibiciones impuestas desde el Norte. Eso es todo. No necesita lanzar pronunciamientos políticos públicos que impliquen cortociruitos en la delicada elaboración del decurso surcontinental sobre el cual los anglosajones siempre están dispuestos a saltar para destrozar. El epicentro del accionar externo argentino debe seguir siendo América latina y toda tarea tiene que verse enlazada con ese sentido profundo; la geoestrategia local asienta su poder en esa premisa.
Es de valor evocar aquél texto jauretcheano en el cual el gran hombre de Lincoln lamenta ba las confrontaciones pueblerinas de "turcos" y judíos, reimpulsadas por las historias de los padres sobre pibitos que deberían sentirse y saberse argentinos y americanos. Y hacer una mención turbulenta al respecto: últimamente se observan más cantidad de menciones de Jauretche y Scalabrini Ortiz, lo que resulta satisfactorio, pero no se perciben lecturas nuevas y atentas de esos pensadores, y no faltan quienes en lugar de reconocerlos como gigantes del Sur suponen que se trata de meros "argentinistas".
Pero voy a ir más lejos. Pues es imprescindible señalar que así procede el propio Irán con respecto a nosotros. Veamos: en otro contexto internacional, la gestión islámica no trepidó en llevar adelante una guerra contra Irak (liderado por Saddam Hussein) poniendo en riesgo cualquier elaboración conjunta tercermundista y sacrificando un millón de personas. Con razón o sin ella, lo cierto es que ese enorme líder popular que fue Ruholla Khomeini no consultó la Argentina ni a nadie a la hora de tomar parte en una acción externa tan arriesgada como costosa.
Sigamos. En todo el litigio cruzado que se desarrolla entre el mundo islámico e Israel, con la omnipresencia de los Estados Unidos, Irán adopta sus propias decisiones acerca de a qué grupos y organizaciones respaldar, no siempre tomando en cuenta las preferencias de los pueblos árabes, y mucho menos las opiniones latinomericanas sobre ese complejo mapa dibujado con sangre. Es posible afirmar, con mesura, que algunas vertientes muy enfáticas no hubieran logrado crecer ni armarse sin la apoyatura brindada por el gobierno indicado.
EL SENTIDO. Estas no son, necesariamente, críticas a Irán. Son observaciones que dan cuenta de un rasgo a imitar: la nación islámica toma sus propias determinaciones, asentada nítidamente en su interés regional, priorizando sobre todo el desarrollo de una geoestrategia local. Mira el mundo desde el Golfo Pérsico, y actúa en consecuencia. Nosotros tenemos que mirar el mundo desde el Sur de América, y obrar según lo disponga la necesidad del territorio desde el cual atisbamos el planeta.
Por eso arranqué el artículo de ese modo: esta es una polémica dura, capital, sobre la política argentina con compañeros bien intencionados pero equívocamente situados. En cierto modo el destino de todo el ciclo que estamos viviendo guarda relación con la ratificación y profundización de la acción internacional de nuestro país. La construcción del Estado - Continente del Sur americano es nuestra prioridad. Lo demás está en segundo plano, aunque a veces duela y tengamos ganas de tomar la cimitarra en nuestras manos.
* Director La Señal Medios (lasenialmedios.blogspot.com). Televisión, radio y gráfica en internet.
* Material escrito tras varias conversaciones con Daniel Glancszpigel, Néstor Gorojovsky, Enrique Dordal y otros periodistas, quienes realizaron aportes pero no son responsables de los errores que pudieran deslizarse.