Polémica
Momentos
Por Lido Iacomini
Especial para La Señal
En momentos en que el conjunto de la oposición aprovecha el incidente Redrado para embestir una vez más contra el gobierno, sectores de centroizquierda y de izquierda recomienzan a agitar la bandera de la ilegitimidad de la deuda externa para cuestionar los pagos previstos por el gobierno, en un paquete único con el susodicho asunto Redrado. El asunto tiene suficiente entidad como para abocarse a él.
Se sostiene la necesidad de discutir sobre la legalidad de dicha deuda. En realidad hay más que suficientes elementos para afirmar que la deuda es ilegítima y no es posible en ese sentido desconocer que hay un fallo de la justicia argentina al respecto. No tiene sentido discutir su legitimidad: es ilegítima. Para discutir quedarían aspectos menores como el monto legítimo que sería necesario desglosar y reconocer. Pero la declaración de ilegitimidad tiene el mismo alcance político real que la manifestación de soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. ¿Se atrevería alguien a ponerla en duda? Pero intentar ejercerla es otra cuestión que esencialmente tiene que ver con la correlación de fuerzas reales existente. Nosotros no debemos renunciar a denunciar la ilegitimidad de la ocupación británica como tampoco a la deuda externa ilegítima que pesa sobre las naciones del tercer mundo, de las cuales somos parte. Para tener fuerza en esa dirección debemos promover acciones conjuntas con el resto de los países latinoamericanos y esencialmente denunciar el obsoleto sistema financiero internacional que ha terminado de estallar con la crisis global y que hoy se pretende reflotar.
Es justo reconocer su inclusión en cualquier programa de una fuerza política que se manifieste progresista, de izquierda o de centroizquierda o nacional popular, y es necesario ganar consenso político y social para llevar esa lucha adelante, para lo cual está claro en qué bloque de fuerzas es necesario trabajar este tema y también contra que bloque de fuerzas es necesario luchar.
El tema no pasa por bloquear las reservas y pagar la deuda con las previsiones presupuestarias como sostiene cierta oposición ni tampoco por condicionar el apoyo al bloque restaurador de la derecha encabezado por el cobismo si este acepta discutir su legitimidad. Esta es solo una maniobra que encubre su afán destituyente y afirmar que si esta discusión es aceptada autoriza emblocarse con lo peor de la derecha es una mentira de la peor calaña que encubre la traición de algunos autotitulados centroizquierdistas o popular nacionales.