El mayor enemigo interno que tienen el pueblo y la Nación es el Banco Central de la República Argentina
Por Walter A. Moore
Nota del 3 de agosto del 2009
El mayor enemigo interno que tiene el Pueblo y la Nación es… ¡el Banco Central de la República Argentina! Esta institución desde hace años opera como una mera sucursal del Banco de Descuentos Internacionales de Basilea, del cual su actual presidente, Martín Redrado, es un funcionario que responde a los intereses de la banca internacional y no a nuestras necesidades.
Es el Cerco Financiero que ya nos tendieran durante el gobierno de De La Rua, por el cual los bancos saquearon los ahorros de todos los argentinos y crearon el espacio para que caiga el gobierno, está de nuevo avanzando hacia la desastrosa situación creada en el año 2001, en un movimiento de pinzas de la extrema derecha argentina, aliada con los intereses de las multinacionales, que impulsa las acciones del llamado Campo contra el gobierno, pero que, coordinadamente con esta ofensiva, ataca por otro lado produciendo el deterioro financiero que pone en apuros al gobierno.
Esta ofensiva está organizada desde el Banco Central generando los problemas caja del Gobierno, y obligándolo a una derrota simbólica, pues brindan como salida un nuevo acercamiento al FMI, organismo destinado a saquear a los pueblos (Perón dixit).
Para romper este cerco financiero destinado a generar una debacle similar a la desatada en el gobierno de De LaRua (salvando las distancias entre ambas gestiones), es necesario comprender como opera.
LAS CAUSAS DEL CERCO FINANCIERO SON DOS: LA MÍNIMA EMISIÓN DE CIRCULANTE (10% DEL PBI) Y LA ALTA TASA DE INTERÉS BÁSICO (10% ANUAL).
1: LA BAJÍSIMA EMISIÓN.
La banda neoliberal que controla la política monetaria y financiera nacional ha convencido al gobierno que mantener la emisión en un miserable 10% de nuestro PBI, mientras en los países centrales la emisión de dinero (designada en algunos casos como M2 y en otros como M3) se ubica alrededor del 100%, excepto en Estados Unidos, donde para salvar a los bancos de la catástrofe (que ellos mismo organizaron), su banco central está emitiendo más del 200% de su PBI, medida desesperada para mantener al dólar como divisa de referencia.
En los países europeos centrales la emisión ronda más del 90% de sus respectivos PBI y en Japón supera el 115% de su PBI. La pueril excusa para mantener desmonetizada a la Argentina es que, de esta manera, se impide que la gente compre dólares, haciendo referencia a la monumental fuga de divisas de 43.000 millones de dólares de los últimos años, fuga que no se debe a este motivo, sino a la falta de una política firme contra este proceso que, en muchos países, es considerado como un delito capital (En China se ejecutan a los particulares que generan fuga de divisas).
El proceso de extranjerización de la economía a través de las mismas políticas monetarias, comenzó con José Martinez de Hoz, que hizo quebrar a 16.000 empresas productivas, siguió con Alfonsín, en cuyo gobierno quebraron 46.000 empresas, y culminó con la catástrofe menemista en la cual quebraron 103.000 empresas productivas.
Esta destrucción del país, sin que mediara un declaración formal de guerra, tuvo como frutilla del desastre la compra de votos senatoriales (llamado la banelco) durante el gobierno de De LaRua, para que se vote una ley destinada a destruir las pocas ventajas que aún tenían los trabajadores, y en ese clima de impunidad, los bancos se robaron los ahorros de los argentinos.
En este proceso la responsabilidad del Banco Central nunca se explicitó, pero la dolarización de la economía se logró gracias una bajísima emisión de dinero.
Como ejemplo del explosivo resultado de esta política podemos mencionar que en diciembre del 2001, la emisión de dinero argentino equivalía al ¡1,3%!! de nuestro PBI, o sea que, por cada 100 pesos de riqueza real producida, sólo había un peso con 30 centavos de dinero circulando.
Ahora, por cada 100 pesos de riqueza real producida, sólo hay 10 pesos circulando.
Esta forma de convertir al dinero en un bien escaso, se hace para que los bancos aumenten su precio (es decir los intereses) por volcarlo al mercado, hacen lo mismo con los bonos (clave del conflicto con el INDEC), los traidores a la patria del Banco Central emiten bonos (que pagan intereses), en lugar de emitir dinero que no le cuesta nada al Estado, es decir a todos los argentinos.
2DA. CAUSA DE LAS DIFICULTADES DEL GOBIERNO: LA ASTRONÓMICA TASA DE INTERÉS QUE FIJA EL BANCO CENTRAL.
Mientras en los países centrales (Estados Unidos y Europa atlántica) la tasa de interés básica establecida por el Banco Central, y que condiciona el costo del crédito de toda la economía, oscila entre el 0,5% y el 0% anual, en nuestro país esta tasa ronda hoy el 10% anual.
Este encarecimiento artificial del crédito sirve para brindar enormes ventajas a las empresas multinacionales que consiguen financiamiento barato mientras aquí los créditos locales “más baratos” cobran un interés del 14% anual y normalmente la tasa comercial supera el 17% anual. Este procedimiento sirvió para extranjerizar a las empresas privadas mientras se regalaban las empresas públicas a los intereses extranjeros, y en general produce un debilitamiento general de toda la economía y grandes problemas al gobierno pues este no tiene una recaudación fiscal que le permita satisfacer las enormes demandas de una sociedad que está harta de vivir en crisis, siendo esta situación de sequedad monetaria la que fabrica la mayor cantidad de pobres de nuestro país, que tiene los precios de los países europeos y los salarios de Ruanda.
Hoy no son los piquetes de los chacareros rentistas los que van a poner en jaque al gobierno, que es el frente visible del ataque de la derecha decimonónica que busca voltear al gobierno (que afortunadamente ya no cuenta con la cooperación de las fuerzas armadas, que aprendieron duramente como pagan sus servicios la derecha dura) sino que se busca crear el descontento popular, pero esto no puede lograrlo hoy un grupo que se ha desenmascarado a sí mismo, sino las políticas monetarias del Banco Central que, por ejemplo, está llevando a las propiedades a valores inalcanzables para cualquiera que trabaje estableciendo sus valores en moneda extranjera cuando nadie construye ni gana en esta moneda sino en pesos.
Es la misma política dictada desde los antros neoliberales, por la cual la especulación es premiada impositivamente, la que permite que las empresas extrajeras puedan llevarse libremente el esfuerzo de los argentinos afuera del país, o es imposible emprender nada nuevo porque no es posible conseguir los recursos iniciales, creando la delincuencia y la enfermedad provocada por la miseria ante la inexistencia de presente, ni de un futuro laboral predecibles.
Modelos que están llevando a nuestro sistema económico hacia un desastre similar al que ya pasamos.
Las soluciones para resolver simultáneamente todos estos problemas están al alcance de la mano, pero para esto debemos salir del brete intelectual en que nos han metido con el pensamiento único.
¿QUÉ HACER?
En la crisis anterior fue el Pueblo Argentino el que elaboró las soluciones que permitieron evitar la disolución nacional:
* Ante la anomia del sistema político, aparecieron los piquetes y las asambleas populares, hoy dos sistemas de lucha incorporados a quehacer nacional, y que constituyen la vanguardia política real.
* Ante la desmonetización se crearon dos recursos originales: Una gigantesca Red de Trueque y luego la emisión de monedas provinciales, que reactivaron las economías locales en forma casi instantánea.
Ahora, en el fragor de la batalla destituyente, el gobierno debe:
* Erradicar ese nido de víboras que es el Banco Central, recortando drásticamente sus funciones, dejándolo como mera policía bancaria y creando una o dos nuevas instituciones, una responsable de la emisión y el control de la circulación del dinero, de carácter federal, que ajuste equilibre la distribución del dinero en todo el país, y otra que regule el intercambio monetario con el exterior, eliminando en todo lo posible el uso de divisas. Esto puede hacerse comparando el valor de las monedas de las naciones con las cuales comerciamos, de acuerdo a su capacidad de compra.
* Para controlar la gran fuga de divisas, además de definir una legislación y un sistema adecuado de control para las mismas, debemos crear una segunda moneda nacional inconvertible y abundante. Una moneda que represente la totalidad de la riqueza que crean cada año todos los argentinos y que circule exclusivamente en el mercado interno, estableciendo reglas claras para todo el país, y emitiendo de acuerdo a las necesidades de cada región argentina. De esta manera se podrá:
* Destinar esta gran masa monetaria inconvertible a una veloz reactivación del mercado interno, donde los aumentos de los sueldos son el primer paso, pues lo que genera el desarrollo económico es la creación de puestos de trabajo y el consiguiente incremento del consumo. Perón decía: -No es posible que haya gente sin trabajo en un país donde está todo por hacerse.
* Someter la producción destinada al mercado externo a las necesidades geopolíticas de nuestra Nación (por ejemplo a integrar complejos productivos con las naciones del Unasur) y no a fomentar los beneficios de multinacionales envenenadoras, como las productoras de agroquímicos y semillas transgénicas y mineras que destruyen nuestras fuentes de agua.
* Redistribuir armónicamente la población nacional, ocupando los gigantescos espacios vacíos que hoy son comprados por interés extranjeros y defender con nuestra población el perímetro de nuestras fronteras, creando nuevos asentamientos urbanos que permitan una calidad de vida equivalente a la que se encuentra en las grandes ciudades. Estas obras, con todo el descomunal desarrollo industrial que debe abastecerlas, debe ser el principal destino de la Moneda Inconvertible.
* Controlar inmediatamente el proceso inflacionario con dos medidas básicas:
* Disminuir la tasa de interés de mercado a un máximo del 2%, pues la tasa de interés es el principal generador de inflación.
* Estatizar todos los grandes mercados y supermercados, para que sea el estado, y no las multinacionales, el que fije los precios de referencia de los productos de primera necesidad.
* Integrar físicamente todo el territorio nacional, para lo cual es necesario:
* Correr el centro de decisiones políticas al centro del país, disminuyendo la influencia de los intereses portuarios anclados en Buenos Aires, trasladando la capital federal a la ciudad de Córdoba y la capital de esa provincia a otra ciudad de esa misma provincia.
* Rediseñar toda la red ferroviaria, de autopistas y de ductos energéticos para integrar un sistema productivo nacional que comunique a todo el interior y con los países sudamericanos. * Integrarnos políticamente con la República de Chile, de manera de conformar una unidad política bi-oceánica y recrear la unidad político-ideológica instalada hace dos siglos por el pensamiento sanmartiniano-bolivariano, instalando un bloque común a todas las naciones suramericanas hispano parlantes que pueda discutir de igual a igual con el gigante luso parlante.
Ha llegado el momento de -dejar de pensar en las próximas elecciones para pensar en las próximas generaciones, y cambiar los mezquinos intereses partidocráticos por la grandeza necesaria para instalar en el mundo a la Gran Patria Suramericana.