El ADN, de Thomas Jefferson a los Noble
Por Fernando Del Corro (De la redacción de MERCOSUR Noticias)
¿Serán más importantes la presunta honra de la presidenta del Grupo Clarín, Laura Ernestina Herrera, y sus hijastros -adoptados clandestinamente, hijos de desaparecidos según todo parece confirmar- que la del tercer presidente de los Estados Unidos de América y uno de los padres de la organización jurídica del país, Thomas Jefferson (1743-1826)?. Para ciertos estamentos judiciales y el poder económico pareciera que sí.
Aunque ahora las cosas apuntan a un cambio tras la decisión de la Cámara Federal de San Martín de intimar al juez Conrado Bergesio a poner fin a sus dilaciones, la reflexión no está de más. Marcela y Felipe Noble, los adoptados por Laura Ernestina Herrera, la viuda de Roberto Noble, el fundador del hoy multimedia, llevan seis años eludiendo a la justic ia para practicarse un ADN .
Es más, sus abogados han pedido la inconstitucionalidad de la reciente ley que regula la materia y han ofrecido aceptar el cotejo genético pero sólo ante dos posibles parientes desaparecidos; no contra todo el banco existente en la materia y eligiendo ellos el lugar donde realizar los estudios, el cual, según especialistas, no está en condiciones para desarrollar una tarea eficiente. Dos cuestiones que, insolitamente, fueron aceptadas a ultimo momento por el juez Bergesio, violentando las normas dispuestas en la ley recientemente aprobada.
Frente a todo ello vale la pena recordar algo sucedido hace poco más de una década en los EUA y no por reclamos de posibles descendientes de Jefferson, el autor de la Declaración de la Independencia en 1776, sino de un historiador que quiso verificar la hipótesis de que el ex presidente, fallecido casi dos siglos antes, había tenido relaciones sexuales con una esclava mulata de re sulta de las cuales nació, al menos, uno de los cinco hijos de la misma.
Eugene Foster fue el responsable de la confirmación de una vieja creencia que afirmaba de las andanzas amorosas de Jefferson con su esclava Sally Hemings. Foster, una vez que se jubiló como médico se metió a investigar el árbol genealógico de la familia Jefferson y así logró que, en 1998, se realizasen los ADN de varios herederos de uno de los próceres del proceso independentista.
Fue gracias a él que John Weeks Jefferson, que por entonces contaba con 52 años, fuese convocado a aportar sus muestras de sangre y, de ese modo, confirmar su descendencia directa de Sally y el ex presidente. «Me imagino que estoy contento, aunque en realidad lo he sabido toda mi vida», comentó John cuando fue notificado de los resultados finales establecidos por la ciencia médica.
John, radicado en Filadelfia, la cuna de la independencia y de la constitución de las que fue parte su a ntepasad o prócer, desciende de Eston Hemings Jefferson, el primogénito de Thomas, y aunque nació en los EUA fue engendrado cuando su padre era embajador en la Francia revolucionaria y su madre contaba con 14 años.
Otra heredera de Sally y Thomas (que quedó viudo a los 33 años y mantuvo relaciones con su esclava durante 36 según otros descendientes de la mulata), Julia Westerinen, que tenía por entonces 64 años y vivía en New York mostró mayor entusiasmo. “Me siento maravillosamente, me siento vindicada”, dijo al confirmarse su descendencia por vía del mismo Eston.
Claro que algunos se enojaron. En 2001 la Sociedad del Patrimonio de Thomas Jefferson que cuestionaba los resultados pidió un nuevo ADN el cual, para su disgusto, fue confirmatorio. El gran padre de la patria, el mismo que rechazaba la mezcla de razas y defendía el esclavismo, más allá de que en la constitución escribió que todos los hombres son engendrados como iguales, en su vid a privad a practicó esto último.
Si a dos centurias se pudieron rastrear las andanzas sexuales de Jefferson sin que mediara mucho escándalo y sirviera para suavizar lo que sucedía en ese momento con el affaire entre el entonces presidente William (Bill) Jefferson (curiosa coincidencia) Clinton y Mónica Lewinsky, seguramente será más justo ahora sacar a luz la verdad en el caso los jóvenes Noble, aunque no falten los políticos funcionales a la herencia del Proceso genocida, como la diputada María Elisa Evelina Carrió que rechazan ese ADN o los que se oponen que se haga lo propio con los restos de José de San Martín para que no se corra el riesgo de que la ciencia demuestre que era un mestizo hijo de una aborigen.
(x) Periodista, historiador graduado en la Facultad de Filosofía y Letras (FyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA en "Historia Económica Argentina" y subdirector de la ca rrera de "Periodismo económico" y colaborador de la cátedra de grado y de la maestría en "Deuda Externa", de la Facultad de Derecho de la UBA. Asesor de la Comisión Bicameral del Congreso Nacional para la Conmemoración del Bicentenario 1810-2010.
¿Serán más importantes la presunta honra de la presidenta del Grupo Clarín, Laura Ernestina Herrera, y sus hijastros -adoptados clandestinamente, hijos de desaparecidos según todo parece confirmar- que la del tercer presidente de los Estados Unidos de América y uno de los padres de la organización jurídica del país, Thomas Jefferson (1743-1826)?. Para ciertos estamentos judiciales y el poder económico pareciera que sí.
Aunque ahora las cosas apuntan a un cambio tras la decisión de la Cámara Federal de San Martín de intimar al juez Conrado Bergesio a poner fin a sus dilaciones, la reflexión no está de más. Marcela y Felipe Noble, los adoptados por Laura Ernestina Herrera, la viuda de Roberto Noble, el fundador del hoy multimedia, llevan seis años eludiendo a la justic ia para practicarse un ADN .
Es más, sus abogados han pedido la inconstitucionalidad de la reciente ley que regula la materia y han ofrecido aceptar el cotejo genético pero sólo ante dos posibles parientes desaparecidos; no contra todo el banco existente en la materia y eligiendo ellos el lugar donde realizar los estudios, el cual, según especialistas, no está en condiciones para desarrollar una tarea eficiente. Dos cuestiones que, insolitamente, fueron aceptadas a ultimo momento por el juez Bergesio, violentando las normas dispuestas en la ley recientemente aprobada.
Frente a todo ello vale la pena recordar algo sucedido hace poco más de una década en los EUA y no por reclamos de posibles descendientes de Jefferson, el autor de la Declaración de la Independencia en 1776, sino de un historiador que quiso verificar la hipótesis de que el ex presidente, fallecido casi dos siglos antes, había tenido relaciones sexuales con una esclava mulata de re sulta de las cuales nació, al menos, uno de los cinco hijos de la misma.
Eugene Foster fue el responsable de la confirmación de una vieja creencia que afirmaba de las andanzas amorosas de Jefferson con su esclava Sally Hemings. Foster, una vez que se jubiló como médico se metió a investigar el árbol genealógico de la familia Jefferson y así logró que, en 1998, se realizasen los ADN de varios herederos de uno de los próceres del proceso independentista.
Fue gracias a él que John Weeks Jefferson, que por entonces contaba con 52 años, fuese convocado a aportar sus muestras de sangre y, de ese modo, confirmar su descendencia directa de Sally y el ex presidente. «Me imagino que estoy contento, aunque en realidad lo he sabido toda mi vida», comentó John cuando fue notificado de los resultados finales establecidos por la ciencia médica.
John, radicado en Filadelfia, la cuna de la independencia y de la constitución de las que fue parte su a ntepasad o prócer, desciende de Eston Hemings Jefferson, el primogénito de Thomas, y aunque nació en los EUA fue engendrado cuando su padre era embajador en la Francia revolucionaria y su madre contaba con 14 años.
Otra heredera de Sally y Thomas (que quedó viudo a los 33 años y mantuvo relaciones con su esclava durante 36 según otros descendientes de la mulata), Julia Westerinen, que tenía por entonces 64 años y vivía en New York mostró mayor entusiasmo. “Me siento maravillosamente, me siento vindicada”, dijo al confirmarse su descendencia por vía del mismo Eston.
Claro que algunos se enojaron. En 2001 la Sociedad del Patrimonio de Thomas Jefferson que cuestionaba los resultados pidió un nuevo ADN el cual, para su disgusto, fue confirmatorio. El gran padre de la patria, el mismo que rechazaba la mezcla de razas y defendía el esclavismo, más allá de que en la constitución escribió que todos los hombres son engendrados como iguales, en su vid a privad a practicó esto último.
Si a dos centurias se pudieron rastrear las andanzas sexuales de Jefferson sin que mediara mucho escándalo y sirviera para suavizar lo que sucedía en ese momento con el affaire entre el entonces presidente William (Bill) Jefferson (curiosa coincidencia) Clinton y Mónica Lewinsky, seguramente será más justo ahora sacar a luz la verdad en el caso los jóvenes Noble, aunque no falten los políticos funcionales a la herencia del Proceso genocida, como la diputada María Elisa Evelina Carrió que rechazan ese ADN o los que se oponen que se haga lo propio con los restos de José de San Martín para que no se corra el riesgo de que la ciencia demuestre que era un mestizo hijo de una aborigen.
(x) Periodista, historiador graduado en la Facultad de Filosofía y Letras (FyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA en "Historia Económica Argentina" y subdirector de la ca rrera de "Periodismo económico" y colaborador de la cátedra de grado y de la maestría en "Deuda Externa", de la Facultad de Derecho de la UBA. Asesor de la Comisión Bicameral del Congreso Nacional para la Conmemoración del Bicentenario 1810-2010.