Declaración de Tesis 11
Valenzuela y la restauración conservadora
Tras reunirse con los presidenciables de la derecha argentina y más tarde, a la salida de la reunión con los representantes de las multinacionales en la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana, Arturo Valenzuela, Secretario de Estado adjunto para América Latina, en rueda de prensa se refirió al clima de “inseguridad jurídica” y lo comparó con el imperante en 1996, pleno reinado del menemato.
Habida cuenta del estado de beligerancia política y mediática entre esos partidos y los medios que amplifican y sesgan la puja, por una parte y el gobierno, por la otra, la escenificación armada por el principal referente para América Latina del Departamento de Estado expone varios testimonios que es imperioso explicitar.
En primer lugar, si al decir de nuestra cancillería y del Jefe de Ministros, la pretendida “inseguridad “ jamás estuvo planteada como tema ni preocupación durante las distintas reuniones preparatorias de la visita ni tampoco durante los encuentros de Valenzuela con las autoridades del gobierno, va de suyo que esas declaraciones del norteamericano no son otra cosa que una provocación política.
En segundo lugar, mientras que Barack Obama, su presidente, reconoce que en esencia la no regulación y el endeudamiento permanente – propios del neoliberalismo y del vademecum del Consenso de Washington - son las principales causas del colapso financiero y económico de EE.UU. y su repercusión en el mundo, Valenzuela pretende que aquí se reponga a pleno la política imperante anterior al 2003.
En tercer lugar, Valenzuela aseguró que él sólo repetía “la preocupación (de empresarios) por temas de seguridad jurídica y de manejo económico de Argentina” y “….que no necesariamente” ese es su pensamiento. Si ese no es su pensamiento, para qué lo repite ante la prensa y si lo piensa, por qué no lo planteó concretamente ante los funcionarios del gobierno argentino. Aquí lo evidente es la intencionalidad política de sus declaraciones y su intromisión en los asuntos internos del país, más aún en el marco de la puja política interna.
Después de convalidar en los hechos el golpe en Honduras; después del acuerdo con Uribe por las bases militares en Colombia, es evidente que la porción más reaccionaria del imperio ha retenido el poder del Departamento de Estado, marca el rumbo de su política y obviamente la orientación de las declaraciones de Valenzuela. Atrás han quedado las promesas de la nueva era con las que Obama quiso en abril seducir a América Latina en la Cumbre de Trinidad y Tobago.
Le negamos a él y a los intereses y al país a quienes representa dar cátedra sobre seguridad jurídica. Toda su historia está plagada de afrentas al derecho y a la seguridad, afrentas que por guerras, golpes de estado y medidas de política económica y social que impulsaron y ejecutaron dejaron millones de víctimas en toda América Latina y en el mundo. ¿Cómo puede hablar ahora de seguridad jurídica después de impulsar el golpe en Honduras y convalidarlo después de bendecir las recientes elecciones plagadas de un marco de absoluta ilegalidad? ¿Cómo puede reclamarse seguridad jurídica cuando a menudo se imponen restricciones al ingreso a los EE.UU. de productos argentinos, apelando incluso a justificaciones con causas inventadas (caso limones) o el respaldo judicial a favor de los fond os buitres ? ¿De seguridad jurídica para quién se habla desde un país en que grandes conglomerados, como Enron, Xerox, etc. estafaron con balances falsos y aun antes de la crisis, a miles de trabajadores y otros sectores populares que confiaron en ellos sus ahorros? ¡ Para que vamos a hablar de los sacrificados con la crisis | ¿De qué seguridad jurídica pueden alardear quienes como la norteamericana Kraft (Terrabusi) con el respaldo de la mismísima embajada estadounidense se negó reiteradamente a cumplir la legislación laboral argentina y debió ser obligada judicialmente a cumplirla?
Pero ya está visto que EE.UU. cambia de presidente pero no pierde las mañas, Por eso es que como ciudadanos argentinos vemos como lo más grave, lo que más nos preocupa, es que después de la fenomenal crisis del 2001-2002; después del que “ se vayan todos”; después del “No al ALCA” del 2005 en Mar del Plata; después que la derogación de las leyes de punto final y de obediencia debida y la anulación de los indultos, permitiera que los juicios a los genocidas y el debate que se abrió pusiera en evidencia que la dictadura y el terror fue el camino para la instauración a pleno de la política neoliberal, lo que más preocupa, repetimos, es que gran parte de la dirigencia política, esa que se rasga las vestiduras haciéndose buches con su preocupación por la pobreza, c onvalidara con su silencio la actitud de Valenzuela. Lilita Carrió, siempre tan afecta ella a las acusaciones y pronósticos apocalípticos, ya mostró la pata de la sota con la carta que poco tiempo atrás remitió a las embajadas. Ahora ni hace falta que hable. Hoy ya sabemos donde está su corazón. Y Cobos y los referentes cobistas de la dirección de la UCR, más Francisco de Narváez y Mauricio Macri y sus adláteres, como buenos súbditos del imperio y de sus socios locales, el capital concentrado, no tuvieron ni siquiera la dignidad, ni el autorespeto por marcar diferencias. Macri, más explícito y con menos conciencia de lo que es pudor y vergüenza, reconoció que le hizo saber a Valenzuela que después de los Kischner viene él, “…que no estamos para pelear con nadie… (y que por eso) le rogó …..” vuelvan a confiar en nosotros”. Un “ nosotros” que necesariamente incluye a los Fino Palacios, a los Ciro James y a los intelectuales “independientes” con pergaminos como los de Abel Posse. Si llegara a ser así, si lograran su objetivo, ya sabemos lo que nos espera.
Así es como toda la derecha, sus expresiones políticas, sus medios de comunicación y el empresariado afín, se mueve para la restauración conservadora. Ya sabemos lo que significó mientras y después que tuvieron el mando pleno. Ya sabemos por experiencia hacia donde quieren ir, cuál sería su política y quienes serían sus beneficiarios. Por eso, quienes sean concientes de este peligro, que es el principal, los que creen que hay cosas que se han conquistado y cuya persistencia es necesario mantener; quienes crean que hay algo de todo esto que se debe conservar y defender, están moralmente obligados a actuar mancomunadamente, a dejar de lado diferencias secundarias, por legítimas que fueran y construir con el pueblo un poderoso y amplio soporte de f uerzas que se le oponga. La actitud de defensa de la chacrita propia, es políticamente criminal. Porque ni la chacrita puede llegar a quedar.
Consejo Editorial de Tesis 11
Bs. As. 26/12/09