La centroizquierda en su laberinto y varios extraviados
Por Emilio Marín (Diario La Arena)
Independientemente de que lo hizo por su avanzada edad, si no era Pinky Satragno la que presidía la sesión de Diputados del pasado 3 de diciembre, lo habría sido cualquier otro legislador del PRO. O del peronismo neoduhaldista, el cobismo, el radicalismo o la Coalición Cívica.
Es que la correlación de fuerzas favorecía a esa oposición, que ingresaba más legisladores luego de su victoria parcial del 28 de junio.
Para plasmar ese giro a la derecha, el arco opositor debía asegurarse al menos 129 diputados y logró 142. Pero lo notable fue que al menos 11 de sus aliados procedieron de la centroizquierda encabezada por Fernando Solanas, de Proyecto Sur.
Tras el cineasta que tan buena cosecha tuvo en territorio porteño, se encolumnaron tres diputados más que ingresaban con él a la Cámara, su antiguo operador allí (Claudio Lozano), otra que secundó a Martín Sabbatella en la lista del Nuevo Encuentro en Buenos Aires (Graciela Iturraspe) y lo abandonó para irse con Pino, dos legisladores del SI (Eduardo Macaluse y una mujer), uno de Diálogo por Buenos Aires (Miguel Bonasso) y las dos de Libres del Sur (Cecilia Merchán y Victoria Donda).
Con la fuerza propia potenciada en aquellas legislativas, más el acompañamiento sin chistar de esa porción centroizquierdista, la derecha se alzó con otro triunfo. Sobre 45 comisiones permanentes de la Cámara, 25 quedaron para los legisladores de ese espacio y sólo 20 para los oficialistas conducidos por Agustín Rossi.
Estos últimos habían pedido la presidencia de la Cámara (Eduardo Fellner) y la vice primera (Patricia Fadel); en cuanto a las comisiones, habían solicitado las presidencias de 6 por juzgarlas relacionadas con la “gobernabilidad”. Presupuesto y Hacienda, Asuntos Constitucionales, Juicio Político, Defensa, Trabajo y alguna otra, debían ser de los oficialistas.
No fue así. Después de mucho regateo, la oposición se apoderó de la vice 1º de la Cámara, que ocupará Ricardo Alfonsín. Hizo lo propio con 25 presidencias de Comisiones, dejando 20 para la primera minoría que representa al gobierno de Cristina Fernández.
Excepto en tres de las cuatro comisiones consideradas estratégicas para llegar sin sobresaltos a 2011, los oficialistas fueron puestos en minoría en todas las demás. La proporción es de 55 por ciento para la oposición y 45 por ciento para el kirchnerismo, lo que de todos modos no supone un reaseguro automático de que los proyectos opositores navegarán tranquilos hacia el plenario y la votación final. Así se desprende de la heterogeneidad del vario pinto que Patricia Bullrich bautizó como “grupo A”. Los desacuerdos entre la Coalición Cívica y los neo duhaldistas dejó momentáneamente desierta la vicepresidencia 3º de la Cámara, graficando esas desavenencias.
Imaginación y realidad
El voto de esa centro-izquierda (se la podría llamar ex centro-izquierda) fue clave para que la derecha pudiera sentar en sus bancas a 142 legisladores en la crucial sesión del 3-D.
Quienes glorifican esa conducta política no están para nada arrepentidos de ese vuelco. Lozano ya había opinado dos semanas antes que lo mejor era unirse con la derecha; en su caso no sería ninguna novedad pues ya lo había hecho al votar en contra de la resolución 125 el año pasado.
El economista de la CTA, sector De Gennaro, declaró al diario La Mañana de Neuquén: “este cambio también permitirá que el Parlamento sea un ámbito más permeable para las reivindicaciones de las diferentes organizaciones sociales” (22/11, pág. 15).
En la víspera de la traición, preguntado sobre si “van a arrancar el nuevo período legislativo con la oposición dura”, Lozano declaró que “defendemos lo que creemos y no estamos construyendo esta mayoría fijándonos quiénes son nuestro aliados” (Clarín, 2/12). Dicho en otros términos, Lozano confirmaba el armado de una alianza política con la oposición “dura”, léase de derecha.
Así se llegó al jueves 3, cuando los mencionados diputados de la centro-izquierda fueron parte activa del bloque liderado por la UCR, Coalición Cívica, Cobismo, peronismo duhaldista y el PRO.
Que Oscar Aguad enunciara la propuesta y que Patricia Bullrich leyera los partidos y bloques que apoyaban esa iniciativa, dio vergüenza ajena a quienes han sentido o sienten alguna consideración por Solanas. El cineasta, entrevistado por TN, repitió lo dicho por Lozano en el sentido que el Congreso que venía iba a ser mucho más democrático.
Cosas parecidas decían en ese canal y otros medios el resto de los representantes de la derecha, para quienes se había terminado la “escribanía de gobierno”. Faltaban a la verdad por partida doble: ni el Congreso futuro será más abierto y pluralista, como aseguran, ni el Congreso actual fue una escribanía. Al menos entre 2008 y la fecha hubo numerosos proyectos de ley girados al debate y modificados fruto de ese trámite, etc. Sólo la ley de servicios de comunicación audiovisual tuvo 200 cambios a su paso por los foros y otros 200 luego de su debate en Diputados…
La afiebrada imaginación de Solanas-Lozano los hace creer que habrá más debate y búsqueda de consensos en la nueva cámara. La realidad indica que los verdaderos triunfadores del 3-D, de derecha, van por una suerte de revancha contra el gobierno por algunas cosas puntuales buenas que hizo.
Por ejemplo, Aguad tratará de modificar la ley de medios democrática, y puede aglutinar a Carrió, Solá, De Narváez, Camaño, Federico Pinedo y otros legisladores del mismo palo. No es suposición vana pues lo dijeron todos ellos en varias oportunidades. Eso no sería nada democrático.
Precio de ciertos hombres
¿Por qué políticos de larga trayectoria como Solanas fueron convencidos de jugar un papel tan lamentable, de secundar por “izquierda” la ofensiva conservadora?
Al cronista se le ocurren tres razones.
Razón 1. Solanas está totalmente creído que los Kirchner son el enemigo principal a batir, lo que lo habilita moralmente a aliarse con el mismo demonio para extirpar semejante pústula política. Y actuó en consecuencia.
Razón 2. Hubo una fuerte campaña de la oposición conservadora y el grupo Clarín, con grandes elogios a Solanas. Esto lo ablandó ideológicamente. El lunes 7 el noticiero de canal 8 de Córdoba (Telefé) entrevistó a Aguad, y éste declaró “que rendía homenaje a un grande de la política, como Pino Solanas, quien con su rol el jueves 3 había sido decisivo para lograr la victoria que cambiará el país; Pino se puso al hombro la bancada de centroizquierda sin la cual no se habría logrado ese resultado”.
Razón 3. La derecha prometió determinados cargos a Solanas y sus aliados. A él le dejarían la Comisión de Energía, a Victoria Donda (Libres del Sur) la de Derechos Humanos, a Bonasso la de Medio Ambiente y en principio a Lozano la de Trabajo, lo que está por verse porque la disputa Alfredo Atanasoff.
La combinación de estos tres factores puede haber incidido para volcar a ese bloque en la mala dirección. Nadie con dos dedos de frente creerá que Solanas pueda sacar dictamen de esa comisión para nacionalizar el petróleo y el gas, teniendo de aliados al PRO, el duhaldismo, la Coalición Cívica, la UCR, etc.
Cómo habrá sido de persuasiva la influencia de derecha en las filas de Proyecto Sur, que en un documento de Luis Brunati –estrecho colaborador de Pino- el 10 de diciembre se sostiene a modo de balance: “a mí me sorprendió gratamente la actitud valiosa y el servicio a la democracia que realizaron, antes de la sesión y dentro de ella sesión, Graciela Camaño, Patricia Bulrich, Oscar Aguad, Felipe Solá y Elisa Carrió, entre otros. Todas personas que no forman parte de mi cofradía y de lo cual extraigo lo que para mí es una conclusión importante: Cuando la democracia nivela para arriba, todos, incluyendo a los que yo considero adversarios políticos, somos capaces de dar más”. Esto ya no sería negocio por comisiones sino amor a primera vista…
