Malvinas, petróleo, minería
Tierra adentro
Por Gabriel Fernández
Director de La Señal Medios
Razonable, severa, segura. Firme. Así procedió Cristina Fernández de Kirchner ante el desafío británico por el petróleo en Malvinas. Nuestro país está emitiendo al mundo un mensaje claro acerca de su determinación de sostener una actitud soberana en tanto resulte posible.
En tanto resulte posible: obviamente la medida absoluta que permitiría contar con el territorio del Atlántico Sur que nos corresponde, y con las riquezas que allí existen, sería la recuperación integral de las islas. Y si bien una decisión de esa naturaleza estaría amparada por el derecho que le asiste al pueblo argentino, las consecuencias podrían resultar, cuanto menos, borrosas.
Por lo tanto, mientras los sempiternos "nacionalistas" a la usanza de El Informador Publico se alinean aceleradamente junto al Reino Unido -casi simultáneamente a la sugerencia emitida por The Observer acerca de la necesidad inglesa de remilitarizar la región- aquellos que anhelan un rol digno para nuestro país en el mundo pueden respaldar con serena tensión el accionar oficial.
Pero.
Resulta que, sin necesidad de incursionar militarmente sobre un territorio ocupado, el Gobierno Nacional, el Congreso y la Justicia tienen incidencia, jurisdicción, legalidad y legitimidad para operar convenientemente dentro de las fronteras que todo el mundo reconoce como República Argentina.
Y bueno es señalar que en el "continente", el petróleo y la minería están siendo explotados por empresas extranjeras. En beneficio de otras latitudes y con ganancias que no son reinvertidas localmente. Repsol y Barrick, por sólo mencionar dos conglomerados, son ejemplo claro de esta situación.
Evidentemente la gestión actual ha heredado una situación de desarticulación económica injusta y dañina del tramo hegemonizado por el menemismo y prolongado por el delarruismo. La desnacionalización de empresas públicas estatales y la entrega de recursos naturales proviene de aquél período y es incorrecto cargar la romana a las actuales autoridades.
Lo que es más: a la hora de efectuar un balance resulta necesario indicar que durante los últimos seis años de gestión, la Argentina ha recuperado su dinamismo económico, ha incrementado la intervención estatal en la economía, ha mejorado los niveles de ingresos y de empleo y ha recuperado una parte de sus recursos.
Sin embargo, es inevitable reflexionar que si hemos de emplear energías para contener el saqueo en el Atlántico Sur, podríamos empezar por evitar el mismo en el territorio sobre el cual tenemos autoridad concreta, no sujeta a gestiones diplomáticas ni intervenciones castrenses.
Es probable que este incidente, más allá de su derivación específica, permita situar el debate sobre nuestros recursos naturales en el lugar adecuado, y favorecer un análisis que nos lleve a exigir, sin urgencias ni pasos en falso, la reconstitución de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y la administración de la minería según las necesidades directas pero también estratégicas, de nuestra Nación.
Por lo tanto, la inobjetable firmeza gubernamental para afrontar el presente desafío británico, merece un respaldo tan importante... que nos lleva a ampliarlo en sentido interno y a promover una discusión abierta y fundada, sin afanes destituyentes ni objeciones liberales, acerca de la trascendencia de adueñarnos, de una vez y para siempre, de lo que es nuestro.
En su medida, armoniosamente: en este segundo ciclo de gobierno peronista, llegó la hora de tomar el oro negro y el oro amarillo, y enriquecer esta modesta y necesitada zona del planeta.