Desguazando al Neoliberalismo


Por Laura Alcoba y Marcelo Yaquet (Miembros de la Corriente Política 17 de Agosto)


“Las características que asume un modo de acumulación, son producto de la estructura económico-social, de las luchas políticas y sociales que van dándole esa forma y que componen un bloque de clase que deviene dominante con capacidad de imponer un sendero acorde a sus intereses. Ese lugar central que ocupa dicha fracción hegemónica, es lo que determina que el devenir histórico concreto, es decir “la realidad”, aparezca como algo inevitable y sometido a las exigencias que imponen la reproducción y ampliación de ese capital dominante.


Esta lógica no es un simple resultado de esas condiciones y su carácter aparentemente imperativo, es en todo caso la contracara de que las clases y fracciones de clase no hegemónicas del poder político y social carecen de la fuerza necesaria para imponer un modo de acumulación distinto. De este modo, lo que impera, lo vigente, aparece como el desarrollo inevitable por incapacidad de sus contendientes de poder generar el poder ideológico, político y social que haga posible un cambio radical de las condiciones, o de las relaciones de fuerza”

ARCEO - 2003

Parte de la estructura que permitió el desarrollo de un patrón de acumulación basado en la valorización financiera, la desindustrialización y la expulsión de vasto sectores de la población, tiene sus origen en la instauración de la dictadura cívico-militar (24/03/1976 10/12/1983). De modo que, así como sostuvimos que “distribuir la palabra” era una deuda de la democracia, creemos también que hay otros desafíos de los cuales deshacernos, como la ley que desregulo el mercado financiero atendiendo a un despliegue de la actividad económica que lejos estaba de brindar sustento para el desarrollo de la actividad productiva.

El Proceso de Reorganización Nacional, como se autodenomino esa sangrienta dictadura cívico-militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas: Jorge R. Vide la (Ejérc ito), Emilio E. Massera (Armada) y Orlando R. Agosti (Fuerza Aérea), realizo reformas económicas esenciales bajo el liderazgo de José Alfredo Martínez de Hoz, acompañando las nuevas doctrinas neoliberales, que en los países periféricos como los nuestros se basaban principalmente en dos pilares: la desindustrialización de la economía nacional y el impulso a la concentración de un sector financiero comandando la estrategia político-económica del país.

Su plan económico, presentado el 2 de abril del '76, mencionaba entre otras cosas, la prohibición de huelga o cualquier otra medida de lucha por parte de la clase trabajadora; congelamiento de los salarios; estimulación a la inversión extranjera; apertura arancelaria. En junio del '77 se promulga la Ley 21.526 de Entidades financiera, y a fines del '78 se impone un modo de devaluación programada, mas conocida como la “tablita de Martínez de Hoz”. La conjunción de estas medidas, acompañado de una represi ón sistemática, es lo que brindo las condiciones necesarias para la conformación de una estructura permisiva hacia la agresiva especulación financiera, y que luego se fortalecería con las reformas de Estado y Plan de Convertibilidad, echando por la borda cualquier intento de reconstruir las bases para un modelo productivo con inclusión social.

Por estos motivos, para poder profundizar el proceso iniciado en 2003 es necesario llevar a cabo el desmantelamiento del andamiaje normativo/legal que acompaño los últimos treinta años de desguace nacional. Así como la nueva ley de medios hiere parte de esa alianza que sostiene al bloque narcomediáticoagrosojerofinanciero, debemos avanzar hacia una nueva Ley de Entidades Financiera que rompa con la matriz neoliberal que condiciona a la economía argentina, entendiendo que los flujos financieros solamente tienen como destino la especulación y su huida.

Así mismo, queda pendiente también desmantelar los marcos jurídicos que permiten la expoliación de nuestros recursos naturales, que el menemismo se encargó de regalar.

Al promediar la década de los noventa, la fracción hegemónica dinamizada por el sector financiero lograba impulsar las transformaciones estructurales acordes a su reproducción, transformando rotundamente al Estado, asistiendo a la pérdida de un conjunto de empresas y funciones estratégicas, cuyo correlato político-social se vio en la resistencia de los sectores ocupados y desocupados en continuo repliegue, reasegurado con la vergonzosa ley de flexibilidad laboral.

Hoy, cuando vemos que determinadas políticas van a contramano, intentando recuperar cierta injerencia por parte del Estado en la economía, devolviendo los recursos previsionales al Estado, poniendo fin a leyes de la dictadura y recuperando la voz, el omnipotente bloque hegemónico que impero tres décadas se ve resqu ebrajado . Cuando nos deshicimos de las AFJP, nos deshicimos de la ley de medios, nos deshicimos de la flexibilización laboral, estaríamos en condiciones, como pueblo, de avanzar en desmantelar la ley de entidades financiera (21526/77) para poner fin a una conducta muy instalada en nuestra maldita clase dominante, que junta y saca del país sin ningún tipo de conciencia nacional, ni anhelo siquiera de presumir entre sus pares por el tamaño de sus economías.

El Gobierno Nacional viene dando pasos acertados, de mucha importancia, de a poco desmantela parte del andamiaje neoliberal que acompañó los treinta años del mayor desguace de nuestra historia nacional, y que favorecieron la consolidación de una seudo-burguesía nacional, que se sostuvo bajo el paragua de los intereses trasnacionales. Esta Oligarquía diversificada que supo acomodarse en los márgenes disponibles, sin interferir en sus intereses, tornando rehenes a la Nación al abolir, para su reproducción, cu alquier intención de desarrollo. En tanto y en cuanto la inserción al mercado mundial fue subsidiaria de materia prima, le valió al desarrollo productivo local estar atado a los intereses del poder central, quizás distinto a Brasil que priorizo el desarrollo endógeno de sus fuerzas productivas, lo cual lo coloca en situación muy distinta, más allá de los desequilibrios en la distribución.

En nuestro caso, fueron las grandes multinacionales que se quedaron con parte del aparato productivo, en esa armonía de intereses de ambas fracciones de poder económico. Estas empresas se concentran en los sectores de servicio y explotación de los recursos naturales, aprovechando la desregulación heredada sobre la explotación de los recursos, sumado a la competitividad de la mano de obra existente tras la devaluación.

Del otro lado, sin embargo, solo encontramos espasmódicas acciones en contraofensiva, que poco a poco van dando cuenta de la existencia de interes es disru ptivos, queriendo articularse en una estrategia compartida.


En el camino de la recuperación

Resurge lentamente cierta conciencia política que se pretende superadora de la resistencia, o que atesora un resurgir de participación sindical que promete renovarse, no tan sólo generacionalmente, sino que rebate con nuevos propósito, en parte plasmados en el documento de mayor madurez gremial de la dictadura a la fecha. Nos referimos a la declaración política que parte de la dirigencia trabajadora, reunida en el mes de septiembre en Mar del Plata (ver página 18 y 19) desarrolló. Allí se reivindica un movimiento obrero que ya no se asume como columna vertebral en armonía a los intereses de la clase dominante, sino que se pretende dirección, es decir estar a la cabeza o conducir un proceso de transformación social.

La importancia de este planteo, que de ninguna manera debe interpretarse en un análisis individual de t rayector ias personales, como tampoco desde la concepción vapuleada de los medios interesados en desacreditar la actividad sindical, en sociedades como la nuestra periférica y con una clase dominante sometida al poder imperial, significa la presencia de un planteo innovador de una radicalidad política importante. No sólo se retoma la expectativa de una alternativa emancipadora que se desentiende de los intereses mezquinos de la oligarquía diversificada, sino que se desarrolla en un contexto latinoamericano de experiencias similares, en un acrecentamiento de la actividad sindical, por lo tanto de su poder, sino que además en una coyuntura hambrienta de replanteos acerca de qué sujeto puede canalizar y realizar en la práctica ese anhelo de superación, que pueda contener en sí mismo poder social-político y económico necesario para transformar la realidad. tenemos hoy, en nuestro continente, la oportunidad de plantearnos otro recorrido que prescinda de someternos a propuestas que no p retende más que reproducir el sometimiento y desguace de la economía. Queda claro, además, que son estos los motivos, y no otros, los que han hecho reaccionar al conjunto de los sectores que comandaron estos treinta años nuestra historia, que ven en el Gobierno Nacional a su enemigo, en tanto el accionar político los Kirchner - en reacción a determinados factores externos - fue rompiendo gran parte de esa estructura liberal, haciendo realidad un proyecto nacional con inclusión social.

A pesar de que se creyó que el tiempo de esta gestión estaba acabado, la presidenta CFK reafirmó su voluntad política a cada paso, no titubeó un segundo en avanzar: llegaron la estatización de las AFJP, de Aerolíneas Argentina, se concretó la reforma de medios, se crearon dos Ministerios: Industria y Turismo y Agricultura; y se desarrollo una política de infraestructura pública, etc.

Mientras la UIA difunde una idea sobre la continuidad de la caída, los nà ºmeros d esmienten que no todos los sectores están en igual situación, sorprende cierto impulso que supera los índices de 2008 en automotrices y autopartes, lavarropas, cocinas y heladera, a la vez que el estimador mensual muestra un tercer mes de reactivación. Se impulsa entre Ministerio de Economía y el Banco Central la atracción de capitales, se está trabajando en una Ley de reinversión de utilidades, el INTI retoma un lugar interesante en la generación de transferencia de tecnología a las PYMES y a países de la Patria Grande, hay políticas que de restringen la competencia desleal y preservan el mercado interno y los puestos de trabajo.

A esta descripción se le suma el Ingreso universal por hijo, que llegará según se estima a 5 millones de niños y jóvenes de 0 a 18 años, quienes cobrarán de forma directa unos 180$ por hijo, asegurando los cuidados sanitarios básicos de vacunación y la presencia de los mismos en el sistema escolar. Desembolsando una suma de 9 00.000.000$ mensuales, los cuales no giraran en ninguna bicicleta financiera en beneficios de 3 o 4 empresas sino, irán directamente al mercado interno.

No hay dudas que avanzamos en un camino de recuperación de los intereses nacionales, de los trabajadores y del pueblo todo.