Cuando el chancho grita, aparece el dueño
José Luis Di Lorenzo, Oscar Castellucci, Martín García, Alicia Aizpurú, Vicky Santamarta, Oscar Merlo, Rosana Salas, Rubén Dri, José Luis Di Lisa, Héctor Bernal, Juan José Labanca, Edgardo Nieva, Pablo Vázquez, Roberto Zaffino, Luis Roa, Gabriel Fernández (siguen las firmas)…
“El antiproyecto que padece la Argentina no es, en definitiva, sino un dispositivo de una configuración mundial de los mercados financieros especulativos que se desarrolla en detrimento, inclusive, del propio capitalismo productivo, su “enemigo” último, lo que necesariamente debe destruir, no será por supuesto, la “subversión”, ni el “comunismo”, ni tal o cual ideología o partido, ni el sistema democrático como tal, etc. etc., sino aquello que es lo diametralmente opuesto a la especulación, esto es el trabajo” (Armando Poratti).
La desopilante comedia de enredos que parece haberse desatado por “culpa” de la “discrecionalidad” de la Presidenta, quien “abusando” del poder desplazó a uno de los miembros del directorio del Banco Central de la República Argentina, concretamente a su presidente, bien mirado exhibe un proyecto (antiproyecto) que se resiste a ser cambiado. Que para impedirlo apela a los instrumentos que a modo de cepo nos ha legado: los medios de comunicación, la institucionalización del modelo especulativo, y un sistema judicial con jueces permeables a la presión de la opinión publicada. Todo en un contexto de una dirigencia partidaria forjada en el pragmatismo de la lucha por el cargo.
Hay un viejo dicho propio de la sabiduría popular que dice que cuando el chancho grita aparece el dueño. El tema del BCRA hizo gritar al coro de crispados opositores, comunicadores y opinadores, que no gritan en nombre propio sino en defensa del mantenimiento del “orden” del mundo de los negocios financieros, el “global”.
Bajo la discusión formal lo que esconden es la resistencia a la recuperación de los instrumentos que necesitamos para construir la soberanía económica. No se trata del cómo sino del para qué. El dueño del chancho se asienta en tres pilares: el poder financiero, el poder militar y el poder propagandístico a cargo de los medios de comunicación. Sabe con meridiana claridad que haber derogado el saqueo de recursos sociales a manos de las AFJP constituye una bisagra entre lo especulativo y lo productivo, y que lo que sigue es la reforma tributaria, la de la carta orgánica del BCRA y la del sistema financiero.
El nombre y apellido de los jurídicamente agraviados (Alfonso Prat Gay, Federico Pinedo, Patricia Bullrich Luro Puyerredón, etc.), los ahora “expertos” constitucionalistas (Gregorio Badeni, Félix Loñ, Daniel Sabsay), abogados como el patrocinante de la Provincia de San Luis (Horacio Liendo (h)), hablan por sí mismos. Pero mejor que detenernos en ellos, que siempre tienen sustitutos dispuestos a cumplir ese rol, adentrémonos en la realidad de los hechos.
Un análisis serio no puede omitir el contexto. Estados Unidos de Norteamérica acaba de acordar instalar siete bases militares en Colombia, respaldó al golpe institucional en Honduras y su presidente premiado como… ¿Nóbel de la paz? resolvió la crisis económica mediante un salvataje a los bancos y no a su gente.
Bajo el ropaje ritual se ve claramente la histórica tensión entre el propio proyecto y el de otro, tensión que viene desde los albores de la Revolución de Mayo, cuando el Directorio negó a San Martín los recursos que destinó a un acuerdo con los españoles (sucesores del Rey depuesto). Dependencia “inteligente” que no se dice pero persiste en el ideario de muchos dirigentes. El saqueo padecido a manos de la Baring Brothers y del FMI nos debería servir de escarmiento.
En suma no estamos discutiendo un Decreto de Necesidad y Urgencia, saquémonos la careta, lo que está en juego es la tensión entre liberación o dependencia.
El caso del BCRA
El núicleo duro de resistencia a la investigación de la deuda externa fue el BCRA que siempre opuso una férrea negativa a revelar documentación respecto a la Deuda. Hecho que, de paso agreguemos, nunca escandalizó a los que ahora se dicen adalides de la República (ni a los que se desgañitan gritando contra la "no confiablilidad" del INDEC).
Endeudamiento que Alejandro Olmos demostró fué ilegítimo y funcional (causa y efecto) del condicionamiento de la Argentina al libre ejercicio de sus políticas soberanas.
El BCRA nace en 1935 - a consecuencia del pacto Runciman-Roca - como un banco privado controlado por los ingleses, en el marco del Proyecto del Ochenta, el de la “dependencia inteligente” de Gran Bretaña y Europa. Desde su creación, salvo el interregno en que fuera nacionalizado por Perón, fue funcional al axioma Rothschild:
“Denme la emisión de moneda y no me importa quién haga las leyes”.
No fue casualidad que cancelado el último pago del primer endeudamiento externo con la banca inglesa, el de la Baring Brothers, tras la declaración de la independencia económica, lo primero que hizo el golpe de estado de 1955 que derrocó a Perón fue hacernos ingresar al Fondo Monetario Internacional, preparando el camino para el nuevo sometimiento a los mercaderes del dinero.
Cuando banqueros propios y ajenos utilizan las reservas para facilitar sus negocios concentrados o para cobrar sus acreencias, no se escucha la queja de ningún “civilizado”; muy por el contrario, se habla de honrar las deudas. Cuando se supone que similares recursos tendrán como destino a los “bárbaros”, estalla la protesta. No hay que aumentar el gasto público, vociferan.
El BCRA es un instrumento diseñado para institucionalizar la dependencia, la vigencia del modelo especulativo global. Su rol legal es el de de emitir o restringir el circulante y determinar el valor de la moneda, bajando o subiendo la tasa de interés y determinando el tipo de crédito (abundante y barato o escaso y caro), decisiones que hacen a la calidad de vida de los argentinos.
Hablando de Bancos Centrales, preguntémonos ¿por qué lo que es bueno para Gran Bretaña no lo es para la Argentina? ¿Por qué en Gran Bretaña se sostiene un circulante del 90% de su moneda, y para la Argentina se lo limita al 13% de los pesos? ¿Por qué el interés anual de Gran Bretaña es del 3% y en Argentina está por las nubes?
Cuando se discute si el Gobierno Nacional puede remover al Presidente del BCRA no se está discutiendo una cuestión funcional, ni mucho menos de división de poderes, la verdadera discusión, lo que está en juego, es el control que el BCRA tiene sobre este o cualquier otro gobierno.
Resulta un aporte esclarecedor al debate entre lo real y lo formal lo que Lord Castelraegh proponía en el Parlamento Británico, cuando decía:
“Dejemos que los nativos (hoy argentinos) elijan sus gobiernos y tengamos para nosotros (los ingleses) la hegemonía comercial en el Río de la Plata” (01/05/1807).
Hegemonía comercial que en el actual modelo “global” es preponderantemente financiera, garantizada y ejercida por hombres que van y vienen de bancos de Londres a la presidencia del BCRA como en un juego de “esquinitas”, tal el caso -que no se debe pasar por alto- de Mario Blejer (señalado como candidato a sustituir a Martín Pérez Redrado) y Alfonso Prat Gay (uno de los amparista ante la Jueza Sarmiento).
¿Dónde está el Poder Financiero? En el Banco Central. Uno de los pilares del “orden” internacional. La discusión sobre las formas encubre la discusión sobre el poder real.
La crispación de los crispadores
El otro pilar del “orden” internacional es el poder propagandístico a cargo de los medios de comunicación, es un instrumento ligado a los intereses anglo-norteamericanos, que impone valores funcionales a la lógica de dominación y que bajo el ropaje de una presunta libertad de opinión y de un “periodismo independiente” es funcional a la lógica de sus anunciantes y a sus propios intereses.
¿Cuál es la objetividad de quienes opinan como dueños de los negocios de los que además son propietarios? ¿Cuál era la seriedad de los diarios dueños de AFJP que en realidad defendían lo único que tenían de seguro, su propio negocio?
Recordemos que, finalizada la segunda guerra mundial, cuando en la Argentina se inicia el camino del Proyecto de la Justicia Social, los “tres grandes” Roosvelt, Churchill y Stalin (EEUU, Inglaterra y URSS), acuerdan en Yalta un nuevo orden mundial y el reparto de las zonas de influencia.
Nosotros quedamos bajo la égida de los Estados Unidos de Norteamérica, a punto tal que el embajador norteamericano Spruille Braden participa activa e impúdicamente en la campaña electoral a favor de la Unión Democrática, opositora del General Perón.
Derrocado el gobierno democrático mediante el golpe militar del año de 1955, la contra- revolución (autodenominada “Libertadora”) sienta las bases para la dependencia:
· Incorpora a la Argentina al Fondo Monetario Internacional (pilar financiero)
· Se alinea con los Estados Unidos de Norteamérica (pilar militar)
· Privatiza los medios de comunicación, iniciando el sometimiento cultural a la TV norteamericana (pilar propagandístico / cultural)
Por decreto 15.460 del 25 de noviembre de 1957 se crea la TV privada. En 1958, tres días antes de entregar el gobierno a Frondizi, es Pedro Eugenio Aramburu quien adjudica a las tres cadenas estadounidenses las primeras licencias para los canales de televisión, que salen al aire dos años después. La NBC, CBS y la ABC marcarán nuestra (de) formación en lo valores de la cultura anglo norteamericana.
Esta decisión contracultural de los sediciosos de 1955 marca el inicio de una forma de explotación que se ha mantenido hasta nuestros días.
Perón en 1973 da por terminado el ciclo iniciado por Aramburu y Rojas, declarando vencidas las licencias privadas de los canales 9, 11 y 13. Poco después, tras su muerte y concretado el golpe de 1976, los canales de TV pasan a cada una de las tres fuerzas armadas, para luego volver a ser privatizados. La formalmente recuperada democracia consolida el rumbo impuesto por los golpes de 1955 y 1976. Es en el Gobierno de Carlos Menem que nacen los multimedios.
No es casualidad que los medios de comunicación privados hayan encarado una desaforada campaña para desestabilizar al gobierno, apelando a exacerbar el miedo ciudadano y a cuestionar todo acto de gobierno. Están crispados porque el gobierno argentino acaba de cortar de cuajo el sistema de sometimiento cultural mediante la Ley de Medios Audiovisuales. Por lo que no cejan en intentar crispar a la sociedad,
Amplifican hasta lo nimio para que parezca terrible y buscan culpables, desde una rama caída hasta una granizada, juzgan y condenan, generan un sostenido clima denigratorio de lo propio.
Asustan con la inseguridad y esconden que la concentración, exclusión y su publicidad consumista, han sido el maquiavélico motor que sentó las bases de una profunda desintegración moral, sustento de la inseguridad ciudadana.
Convierten en próceres a quienes traicionando su rol institucional enfrentan al poder oficial, tales como el Vicepresidente devenido el primer opositor del gobierno del que es parte; y el cesanteado presidente del BCRA repuesto en dos horas en su cargo por una jueza permeable a la presión de la opinión publicada y cuyo hermano, abogado, es defensor de los genocidas del “proceso” que hoy están siendo juzgados por los Tribunales de la democracia (¿casualidad?).
Es lastimoso ver desfilar a personas de la vida pública que, a cambio de tener pantalla, se suman al coro denigratorio de lo propio, para “acreditar” que la política es tan “mala”, “corrupta”, “ineficiente” y “perversa” como afirman esquizofrénicamente los que también la integran. Repiten así la lógica del Proyecto del Ochenta que consideraba bárbaros a los propios argentinos, proponiendo importar extranjeros.
Medios de comunicación y políticos minúsculos que suplen la ausencia de contenidos por la política gacetilla, denunciando y judicializándolo todo.
El anteproyecto
Quienes vinieron a desorganizarnos para someternos se autodenominaron “proceso de reorganización nacional” exhibiendo claramente como el antiproyecto apela sistemáticamente al engaño comunicacional.
En momentos en que arrecian las críticas formales queda a la vista el doble discurso, la doble moral Quienes ahora se arrogan la supuesta defensa del sistema republicano son los mismos que no la han ejercido cuando gobiernos de los que fueron parte licuaron las reservas de la Argentina, entregaron sus recursos naturales, confiscaron los recursos sociales.
Es la misma actitud que hubo cuando se aprobó la reforma constitucional de 1949. Durante su trámite, los opositores a la reforma la cuestionaron formalmente: si el quórum para la votación era de dos tercios del Congreso o dos tercios de los presentes, crítica que terminó siendo justificación (confesa) de su posterior derogación de facto por el golpe de 1955. Pero anotemos y no olvidemos que esos “republicanos” no tuvieron empacho en ser constituyentes de facto del gobierno que usurpo el poder.
Lo objetivamente cierto es que, gracias al “éxito” de priorizar lo formal sobre lo real, seis décadas después advertimos que todo lo protegido por la derogada Constitución de 1949 fue convertido en negocio, así como que aquellas polémicas formales que dividieron a la sociedad, fueron el instrumento funcional a que los derechos ciudadanos quedaran a merced de los depredadores. Causa y efecto de nuestro actual sometiendo y dependencia, que se quiere prolongar.
En estos días que reaparece la crispación formal del arco opositor al gobierno nacional, nos preguntamos: ¿Se repite la historia? ¿De nuevo bajo el barniz de las formas quieren conculcar nuestros derechos?
Puede o no gustar, puede o no compartirse la gestión del gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo que no se puede admitir es el permanente desacato al gobierno argentino, el actual o el que sea.
Nos preguntamos ¿Qué es lo que tanto molesta? ¿El carácter de la Presidenta? ¿Sus modos? ¿Su estilo? O es, en realidad, lo que está empezando a cambiar.
Es tiempo de volver a la Política con mayúsculas. Hay mucho por hacer y profundizar, La ausencia propositiva por parte del partido del oposicionismo pone al descubierto que gran parte del arco opositor habla de proyecto pero carece de él, lo que lamentablemente significa que está en el proyecto de otro país, más poderoso que el nuestro.
Todo proyecto es profético, que no significa decir lo que va a ocurrir, sino decir lo que hay que hacer. No se compran “modelos de país” en un supermercado internacional, aunque se ofrezcan a supuesto precio de liquidación. No estamos discutiendo modales o reglamentos, lo que en sordina se está cuestionando es el cambio de modelo. Y el que se resiste y grita, es el dueño del chancho, el antiproyecto, el del país para unos pocos.