La sanata de los acuerdos con la derecha
El kirchnerismo y algunos de sus amigos están muy preocupados por la salud ideológica de las fuerzas progresistas que hicimos un acuerdo en el parlamento con la oposición situada a la derecha del gobierno (PRO, PJ disidente, Coalición Cívica y la UCR).
Por Humberto Tumini (Movimiento Libres del Sur)
Se rasgan las vestiduras por nosotros pontificando que “jamás se puede hacer eso”, que “de allí no se regresa” y así sucesivamente, enhebrando interesadas pavadas. Algunos de ellos -con poca autoridad política al respecto- en columna reproducida en oficialista matutino, hasta titularon muy contundentes: “Cuando se gana con la derecha, gana la derecha”.
La verdad que solo cabría tener gratitud hacia todos ellos, por advertirnos de cuan equivocados hemos estado y de pedirnos que corrijamos nuestro extravío ético y político. No obstante, desconfiando un poquito de su objetividad y buena voluntad, e incluso de la supuesta neutralidad de los que dicen serlo, vamos a analizar un tanto más en profundidad lo sucedido de un tiempo a esta parte por estas tierras para emitir opinión más fundada respecto de dichas admoniciones.
Por lo pronto vamos a decir que no es la primera vez que fuerzas progresistas como Libres del Sur hacen un acuerdo con esta oposición ubicada a la derecha del gobierno. En concreto lo hicimos hace poquito, cuando a través de ello lo forzamos al gobierno a ir para atrás con el tarifazo. ¿Estuvo mal eso porque el PRO y compañía solo hacían oportunismo político? No, de ninguna manera, fue la forma más adecuada que encontramos de defender los ingresos populares, tal como quedó demostrado.
También hicimos un acuerdo -de hecho- con los mismos sectores alrededor de la asignación universal por hijo/a; propuesta que presentamos en su momento por separado la CTA, nosotros y la Coalición Cívica, amén de la cúpula conservadora de la iglesia. El gobierno de Cristina rechazaba nuestros planteos con cuestionables argumentos varios, hasta que la presión pública que ejercimos los llevó al decreto reciente, otorgando 180 pesos por hijo/a. ¿Estuvo mal reclamar lo mismo con Carrió y Bergoglio, más allá de la intencionalidad de estos? No, de ninguna manera, obligamos al gobierno a tomar el problema creciente de la pobreza, del que se desentendía en alto grado.
No obstante no hemos sido los únicos en hacer acuerdos con esta franja política. También lo ha hecho el gobierno -el mismo que nos reprocha amargamente lo del parlamento- en tiempos muy recientes. Hace tres semanas hizo aprobar en el Congreso la reapertura del canje de la deuda, por ejemplo, con el voto del PRO, UCR y el PJ disidente. ¿Estuvo bien esto? Por supuesto que no, reiniciar el endeudamiento del Estado conspira contra el futuro del país como ya sabemos por experiencia propia, más allá de los argumentos que se usen y de las mentiras que se digan, como que no le vamos a pagar comisiones a los bancos o que las condiciones serán más duras que en el canje del 2005.
No ha sido el único acuerdo reciente del gobierno con la derecha. Acaba aquel de aprobar una reforma política rechazada por la enorme mayoría de los partidos. ¿Gracias a quienes lo pudo hacer? A los votos de legisladores que responden a Duhalde, Busti y De la Sota, todos del PJ disidente. La misma reforma en la provincia de Buenos Aires la acaban de aprobar en el senado con los votos de la UCR. ¿Estuvo bien lo que hizo el kirchnerismo? No, de ninguna manera, con el verso de “terminar con el clientelismo” buscan en realidad reconstruir al PJ y el bipartidismo que destruyó el país.
En resumidas cuentas los mismos acuerdos fueron utilizados por nosotros, los sectores progresistas, para defender los intereses de las mayorías y por el gobierno para agredirlos. Qué paradoja no.
En el caso que motiva el título de esta nota y los primeros comentarios, es decir lo sucedido recientemente en la Cámara de Diputados de la Nación con motivo de la renovación de sus autoridades y la composición de las comisiones en ella, la realidad no se aparta demasiado de las experiencias previas que hemos relatado. El gobierno perdió las elecciones del 28 de junio aun con la larga lista de arbitrariedades con que intentó impedirlo; y no pudo tampoco evitar que a su izquierda surgieran fuerzas que obtuvieron un millón de votos y la consiguiente representación parlamentaria. Todo ello se debía expresar en la nueva composición del Congreso.
Sin embargo el oficialismo se negaba a ello mentando el cuco de la derecha que supuestamente nos comería a todos, cuando en realidad buscaba seguir conservando la hegemonía que las urnas le habían negado. ¿Había que permitírselo para que después nos saque de pecho normas como la reforma política o el blanqueo de capitales? De ninguna manera, si la pérdida de control del Congreso de parte del kirchnerismo no implicaba en absoluto que lo pasara a manejar la derecha; menos aún que el gobierno no pudiera ya sacar leyes progresistas como la de Radiodifusión, si tiene voluntad de ello. Las elecciones dijeron que somos nosotros, las fuerzas populares y progresistas las que definimos las cosas, en diputados al menos. ¿O no fue así con la ley de medios, entre otras? Ahora, más todavía.
Esa era la situación real, no la mentirosa que dibujó el gobierno y se creyeron algunos dirigentes que no fueron elegidos para serles funcionales, sino para fortalecer la autonomía de la izquierda y el centroizquierda. Y la forma concreta de quebrar la intención de Kirchner de “llevarnos puestos” como ha dicho Solanas, era hacer el más amplio acuerdo opositor y sentarlos a negociar bajo amenaza de directamente derrotarlos, como hicieron ellos -el gobierno- con la reaccionaria reforma política.
Nos felicitamos de haberlos hecho ir para atrás y tener que aceptar que las elecciones los vieron perder. Ahora, si quieren sacar una ley favorable a los intereses del pueblo y la nación, tendrán que venir a discutirla y acordarla con las fuerzas progresistas. Y si quieren sacar una opuesta se sentarán, como ya lo han hecho, con la derecha y mostrarán la hilacha. Nada reaccionario podrán por su parte aprobar el PRO, la UCR, el PJ disidente y la Coalición Cívica solos, nosotros lo impediremos; ojalá que el gobierno también, aunque a juzgar por la experiencia no estamos tan seguros.
El resultado concreto entonces, que podrá verse claramente el año que viene cuando empiece a funcionar el nuevo Congreso, y se disperse la hojarasca de mentiritas del oficialismo, es que -producto de lo sucedido- las fuerzas progresistas serán el árbitro entre la derecha y el gobierno (que bastante derecha tiene adentro). Ojalá lo entiendan así aquellos que se sienten parte de esta identidad política, pero que tropiezan una y otra vez con las trampitas que les pone Néstor.
