Choque de proyectos


La disputa entre las fuerzas populares y los grupos concentrados de la economía genera confusión entre los sectores medios de la población. Los pronunciamientos y movilizaciones de amplias clases y capas sociales buscan profundizar las realizaciones para que se favorezcan al país y a las mayorías populares. Concentración obrera convocada por la CGT para el 20 de noviembre.


Por Félix Cantero


La llegada del siglo XXI vino aparejada con la irrupción de millones de seres humanos en el escenario de la vida de los pueblos de América Latina. Este fenómeno va conformando un nuevo mapa en todo el continente. El cuestionamiento al dominio secular por parte de los colonialismos de vieja data o al ejercicio brutal del poder económico y político por las corporaciones multinacionales sobre los pueblos latinoamericanos ha pasado a ser el centro de la disputa en este nuevo escenario.

Esta explosión de masas plantea una disyuntiva: que fuerza o sector ejerce la conducción de este proceso. Claro, en este tiempo los pueblos han instalado nuevos gobernantes de nuestras naciones. Hoy están gobernando nuestros países dirigentes sociales, intelectuales de ideas avanzadas, militares identificados con sus pueblos o integrantes de las cúpulas eclesiásticas, fenómeno que señala algo novedoso está sucediendo. Así se está abriendo el curso de esta nueva historia que los latinoamericanos van gestando.

Este proceso popular y democratizador ha sembrado la alarma entre los que durante dos siglos de vida independiente de nuestras naciones han impuesto presidentes, ministros o funcionarios oficiales, y han determinado las políticas que el Estado debe seguir, tanto en lo económico como en otras esferas de la vida nacional. Hoy intentan cortar este camino transformador iniciado por millones de seres humanos, junto a la nueva dirigencia.

Los Estados Unidos, si bien se encuentra en el momento más débil de toda su historia como potencia dominante, buscan retomar la iniciativa. Recrea la Cuarta Flota del Atlántico con el pretexto de “ayudar a los países de la región”, instala nuevamente en el centro de su política militar al Comando Sur, con sede en Miami, continúa con el intento de controlar toda la economía de la región, tanto en materia financiera como de los recursos energéticos, mineros y del manejo de la comunicación como medio para controlar la conciencia de nuestros pueblos. La elección de Barak Obama sorprendió a los grupos más conservadores y recalcitrantes, ahora se lanzan a impedir toda acción que ayude a mejorar el clima mundial, para luego paralizarlo. Si bien, algunos piensan que probablemente él tenga buenas intenciones, creo que sobre esta cuestión hay algo que debe quedar claro: lo que Obama propone es salvar el sistema imperial norte americano para continuar con su presencia dominante en todo el mundo, también en América Latina.

Los grupos oligárquicos “nacionales” actúan de consuno con los poderosos del norte. Hace casi dos años se reunieron en nuestro país en Seminario organizado por FAES - Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Rosario - 2008), del que participaron sus hombres claves para la defensa de las viejas políticas neoliberales. Allí estuvieron Vicente Fox, Jorge Edwards, Plinio Apuleyo Mendoza, Jorge “Tuto” Quiroga, Mauricio Macri y Luis Lacalle, entre otros. Las luminarias del “histórico” encuentro fueron José María Aznar, que lideró del evento, el inefable travesti político Mario Vargas Llosa y el integrante de la mafia cubana-maiamense, Roger Noriega.

Este evento resolvió poner en el centro de su lucha la eliminación de Hugo Chávez y Evo Morales. Además fijaron otros objetivos: avanzar contra el MERCOSUR, la UNASUR y, si es posible, limitar al mínimo el accionar del Grupo Río de Naciones latinoamericanas.

Estos notorios personajes tuvieron destacadas incidencia en los hechos conocidos como la “rebelión” de la oligarquía de la media luna boliviana; la resistencia al pago de la renta sobre la soja y otros productos por parte de latifundistas que controlan la producción agraria en nuestro país, recurso que podría mejorar la distribución de la riqueza generada por todos; en la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia, estos y otros hechos forman parte del intento de estos grupos que buscan retomar la ofensiva.

Claro, situaciones similares a la actual ya lo hemos vivido. Se le nota la pata de la sota de los conspiradores. Todo indica que el nuevo camino que emprendieron las naciones de la Patria Grande es un proceso sin retorno, ningún pueblo permitirá volver al tiempo de las dictaduras ni al neoliberalismo, nada los hará retroceder, sin bien los enemigos son poderosos pero no invencibles.

En nuestro país, por lo menos en estos últimos meses, hemos tenido una de cal y otra de arena. Hubo un avance electoral de estos grupos de la mano de sectores comprometidos con el neoliberalismo, tradicionales políticos imbuidos de concepciones conservadoras, algunos de ellos enquistados en los partidos políticos que tuvieron un origen popular. La otra situación ha sido la clara reacción popular en favor de la propuesta oficial de una nueva ley en materia audiovisual, ya aprobada por el Parlamento Nacional, que reemplace a la vigente desde la época de la dictadura, resolución que ha implicado un paso al frente del campo popular. Ahora se nota que las fuerzas democráticas están retomando la iniciativa para favorecer los cambios que tengan sentido nacional y popular.

Mientras los sectores de la ultraderecha buscan desestabilizar el proceso democrático y popular e intentan criminalizar y judicializar las legítimas manifestaciones de los sectores expulsados por el sistema de dominación, con esa política buscan el propósito de preservar sus perversos privilegios. Pero el pueblo no se va dejar aplastar ni domesticar por promotores de la confusión y la represión, continuará defendiendo la democracia y el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente.

La convocatoria a una concentración por parte de la central obrera para el 20 de noviembre tiene enorme importancia, no solo plantea la defensa de la estabilidad institucional sino, particularmente, porque coloca en el centro del escenario nacional a los trabajadores, columna vertebral del pueblo movilizado. Tengamos en cuenta que este es el momento para afianzar la construcción de una alternativa que se proponga resolver los problemas de fondo que la Argentina necesita resolver.

Ciudad de Buenos Aires, 12 de noviembre de 2009.

Escritor y periodista. Texto especial para La Señal