Artemio Lopez
¿La tele ataca?
La polémica con Tinelli, Legrand y otros american idols, está promovida y amplificada por los medios masivísimos a la manera de tormenta perfecta, súper lógica.
En este sentido, a nuestro juicio no tiene demasiado sentido intervenir sobre el relato televisivo masivo de estos personajes, con un discurso estrictamente ideológico que los cuestione políticamente, sea legítimo o no ese cuestionamiento.
Así como Tinelli no podría organizar un grupo corporativo capaz de ejercer presión territorial para un objetivo x , no posee los saberes pertinentes (saberes no necesariamente "leídos", sino construídos en la práctica), es inexorable que sin conocimientos específicos propios del "relato televisivo masivo", cualquier confrontación televisiva con el Comandante Bolivariano, termine siéndole muy favorable.
Para ponernos más al borde del abismo de la tolerancia nac&pop, pensamos que Julio Blanck sobrevuela bien el tema en esta nota, aunque la resuelve muy orgánicamente alineado con su grupo empleador, pero sin embargo acierta en el espíritu de la distinta materialidad , la diversidad de objeto, que se juega en la "pelea" televisiva con los rich and famous.
Si bien se regodea el núcleo duro de militantes que "adhieren al proyecto" del que cuestiona con bisturí ideológico a estos íconos mediáticos, terminará el desafiante a los tumbos frente los televidentes comunes, habituados desde años a interpretar y aceptar los códigos propuesto por estos personajes de la tele masiva.
Para la réplica, entonces, no se requiere un grandioso discurso ideológico de gran proyección política "en estado puro", sino " apenas " un eficaz registro televisivo, saberes específicos que no son la mima cosa. La ley de medios recientemente aprobada abre la posibilidad de que haya nuevos contenidos, que a una propuesta televisiva masiva como la de Tinelli, por caso, replique otra, capaz de competir hasta, tal vez , desplazarlo de la consideración de la audiencia y entonces sí, la construcción de "otro sentido común" apalancado también y centralmente en las sociedades contemporáneas en el lenguaje televisivo masivo, será posible.
Pero la ley por si sola no resuelve el tema de contenidos, obviamente.
Como si lo comprendí bien, ya señaló manolo, ambos discursos y saberes - el político - ideológico y en este caso el televisivo de masas - , insistimos en que no se confunden . Podría pasar perfectamente que tras la reglamentación de la ley, existieran 100 emisoras de cualquier soporte pero la gente se vuelque a las mismas dos o tres de siempre, y que las restantes 98 se fagociten los dos puntos de audiencia que antes acumulaba una radio o pantalla "del palo".
Si eso pasa no se habría avanzado nada en la construcción de otro sentido común, apalancado también en los medios masivos. Por el contrario, la situación se habría complicado mucho más que antes.