Qué y porqué votar el 28 de junio del 2009
Los dos factores en juego
por Gabriel Fernández
Hay dos elementos en juego: la distribución de la riqueza y el clima cultural nacional. Entrambos, se configura un modelo que puede derivar en un Proyecto; el cual, claro está, vendrá enlazado con la propia historia y el entorno continental presente. Esa es la cuestión.
En el primer punto, el crecimiento del Producto Bruto Interno - desplegado a raíz de la movilización popular masiva del 2001- ha generado más empleo y mejores condiciones generales para los trabajadores y la industria en los años recientes.
Al observar el desarrollo de las paritarias, descongeladas por el kirchnerismo tras más de una década de oprobio, queda claro que la presencia del movimiento obrero en la discusión económica es refrescante y progresiva, y que las ganancias empresariales han sido en verdad importantes.
El tono general de la economía nacional da cuenta del interesante colchón destinado a evitar la incidencia abrupta de la crisis general del capitalismo sobre el país. Los argumentos patronales en detrimento de los reclamos obreros están desprestigiados ante una opinión pública que visualiza borrosamente que se trata de "excusas".
Asimismo, la Confederación General del Trabajo y la Central de Trabajadores Argentinos han demostrado palmariamente en los debates paritarios que la influencia de las alzas salariales sobre la inflación es inexistente. Y que para mantener el nivel de la rueda económica asentada en el consumo, los ajustes no deben bajar del 17 por ciento.
Es nítido que este presente (reitero: en medio de una crisis internacional honda) sólo ha podido sostenerse merced a la decisión política del gobierno nacional. Si por las f uerzas vivas del empresariado rural y citadino hubiera sido, la Argentina ya estaría sumida en una catástrofe, y la miseria en los niveles del ciclo 2000 - 2003.
Empero, las faltantes oficiales son notables: persiste una masa de trabajadores en negro con dificultades, muchos de ellos pertenecientes a capas medias aplastadas por la "independencia" laboral prohijada por Domingo Cavallo con la proliferación de facturas y tonterías que convirtieron empleados en falsos empresarios.
También, una cantidad apreciable de desprotegidos totales en un país que no tendría dificultades en entregar subsidios y alimentos para las familias más necesitadas sin devaluar su capacidad recaudatoria. Asimismo, importantes recursos naturales siguen en manos externas, provocando un drenaje innecesario.
Pero el balance general, tras el hundimiento generado por el menemismo heredero de la dictadura, es vastamente favorable a la gestión oficial. Es justo señalar que el camino seguido en los cinco años recientes tiende a afirmar el sentido de justicia social que caracterizó la mejor historia peronista.
El segundo punto no es menor. El kirchnerismo (tomando en cuenta el 2001) corrió toda la escena político - cultural nacional hacia la "izquierda": el decir económico jauretcheano, extremadamente sólido en Néstor y Cristina, el reconocimiento a la causa de los derechos humanos, el contacto profundo con América latina, el contraste con la Sociedad Rural y los grandes medios (en este caso sólo discursivamente), han sido factores "sanadores" para la comunidad.
Desde la misma asunción en el 2003 el kirchnerismo se situó con determinación en un lugar del pensamiento que no admite retornos a menos que se anhele una derrota. El electorado popular argentino, siempre - siempre orientado hacia el populismo de centroizquierda con una sabidurí a que trasciende las épocas, abrazó el mensaje sin olvidar la demanda social.
Las cargas para reposicionar al zonzo como voz pública y situar la discusión en el terreno conservador fueron tremendas: la campaña Blumberg y la algarada campestre galvanizaron los intereses concentrados y arcaizantes y congregaron en su derredor lo más bobo y despreciable de la sociedad argentina.
Y si bien ambas franjas condensadas potencian la vieja articulación que sostuvo los golpes de Estado antinacionales y antipopulares en el país, con singular presencia callejera, hay tres elementos importantes que desnivelan en favor de las regiones plebeyas de la Patria: las Fuerzas Armadas han sido disciplinadas, el barrio latinoamericano es fuerte y los Estados Unidos no atraviesan por su mejor momento.
De ese modo, los factores que podrían desplegar la ofensiva oligárquica están deteriorados y a su vez permiten inferir perspectivas saludables: un mercado ampliado latinoamericano deshace la dolorosa debilidad de la economía local para crecer más allá de un tope limita do.
(Digresión: es imposible plantear tales reflexiones sin señalar cuán valiosos hubieran resultado estos elementos en el primer lustro de los años 50, cuando Juan Domingo Perón planteó su genial propuesta de ABC, destinada a integrar el Sur del continente)
Sin embargo, todo esto no se discute más allá de los emprendimientos comunicacionales populares porque la falla detectable en la política oficial es haber promocionado grupos periodísticos liberal conservadores, oportunistas y hasta delictivos en detrimento de los herederos de los Cuadernos de Forja.
De todos modos, el concepto profundo de aquella saga de periodismo y pensamiento popular, sigue venciendo en el corazón entendido de los más humildes. Y acá estamos dando batalla sin recursos para garantizar la continuidad de un camino que, como vemos, beneficiará a un pueblo mucho más de lo que logramos transmitir.
Por eso, quien esto escribe el 28 de junio votará los candidatos de Cristina Fernández de Kirchner. Y convoca a amigos y compañeros a insertar nuevamente el peronismo en las urnas, comprendiendo que ese simple gesto puede ayudar a nuestros hijos a tener una vida, un país, un destino.
GF /
Director La Señal Medios
